PREJUICIOS CRUCIALES Y AUTO
IMAGEN DEL DOCENTE
Creencias y Prejuicios en la
Práctica Docente. Un Tema de la Formación Inicial.
En
cualquier intento de reorganización educacional, diseño, desarrollo e
implementación curricular para el mejoramiento de la calidad de la educación,
la importancia de la formación de los profesores ha sido ampliamente reconocida
(Leal, s/f).
Chile
no escapa a esta preocupación y el tema de la formación de docentes, tanto la
inicial como la permanente, está en el tapete desde que en 1990 se emprendiera
un proceso de reforma educativa de gran envergadura, con el objetivo de mejorar
los niveles de calidad y equidad de los resultados pedagógicos del sistema
educacional (García-Huidobro y Cox, 1999). Esfuerzo que se enmarca en el contexto
internacional por promover una educación pertinente a las exigencias del actual
momento tecnológico, cultural y social que se experimenta a nivel mundial.
Efectivamente
las sociedades contemporáneas se enfrentan al reto de proyectarse y adaptarse a
un proceso de cambio que viene avanzando muy rápidamente hacia la construcción
de Sociedades del Conocimiento. Este proceso es dinamizado por el desarrollo de
nuevas tendencias en la generación, difusión y utilización del conocimiento, y
está demandando la revisión y adecuación de las instituciones y organizaciones
sociales y la creación de nuevas capacidades para asumir y orientar el cambio,
como claramente expone Delors (1996) en su informe para la UNESCO sobre la
situación internacional de la educación.
Desde
esa perspectiva, Tedesco (2002) expresa con gran claridad la urgencia de formar
nuevos docentes para los nuevos tiempos, señalando algunas de las
características que debe revestir en la actualidad dicha formación.
En
Chile, dentro de este marco de proceso de reforma, la formación de docentes, de
manera específica la formación inicial, ha sido ocasión de debates e
introducciones de diversos tipos para acomodarse a los cambios y exigencias
actuales. Según Ávalos (1999), desde hace algunos años se han venido
introduciendo algunos cambios a nivel de las instituciones formadoras de
docentes, orientadas a favorecer la enseñanza reflexiva, el aprender haciendo y
la investigación para la acción. También se han introducido oportunidades para
tomar decisiones y desarrollar autonomía profesional; para facilitar formas de
aprendizaje colaborativo; y se han propuesto organizaciones curriculares más
integradas, interdisciplinarias y centradas en problemas más que en
disciplinas. A partir de la implementación de estos cambios, es de suponer que
ciertas prácticas ya deben estar suficientemente consolidadas como para ejercer
una influencia relevante sobre las creencias de los futuros profesores en
formación, que es lo que puede garantizar que se van a ir produciendo cambios
en las prácticas pedagógicas en el aula.
Una
Sociedad del Conocimiento es una sociedad con capacidad para generar,
apropiarse, y utilizar el conocimiento para atender las necesidades de su
desarrollo y así construir su propio futuro, convirtiendo la creación y
transferencia del conocimiento en herramienta de la sociedad para su propio
beneficio. En este contexto, el desarrollo del profesionalismo docente no es
sólo una etiqueta formal. Es una exigencia de la sociedad del conocimiento, de
la complejidad creciente de la educación escolar y del carácter estratégico que
ésta ha adquirido (Comisión Nacional de Formación Inicial Docente, 2005).
Desde
esta perspectiva, la importancia indiscutible de la profesión docente en la
formación de las personas que conformarán la sociedad futura está presente
tanto en el discurso oficial como en el de las instituciones formadoras de
profesores. Sin embargo, para cualquier persona interiorizada con el quehacer
escolar y el mundo de la formación de docentes, es evidente que todavía existe
una distancia acerca de lo que se dice que hay que hacer en la escuela y lo que
está ocurriendo en la práctica educativa en los diferentes establecimientos
educativos. Distanciamiento que podría estar afectado por las cargas académicas
de los formadores, que se prioriza el número las horas de docencia, y no se
contempla el tiempo que requiere la conformación de equipos de trabajo
interdisciplinario, la investigación sobre el propio quehacer, ni la dedicación
a la vinculación con el sistema escolar, por mencionar algunas de las
condiciones necesarias para impulsar la construcción de nuevo conocimiento
pedagógico (Comisión Nacional de Formación Inicial Docente, 2005)
Lo
anterior obliga la urgente necesidad de investigar este ámbito de lo que está
pasando en las clases universitarias donde se forman los futuros docentes.
Especialmente cuando se devela que los estudiantes de pedagogía todavía
perciben que una parte importante del discurso de muchos de sus profesores no
es coherente con sus prácticas de aula; “el formador habla de constructivismo y
de evaluación dinámica, y ello no se refleja en su acción pedagógica; es decir,
su visión epistemológica acerca del aprendizaje no se ha modificado en lo
sustantivo y pareciera seguir en la línea en la que fue formado” (Comisión
Nacional de Formación Inicial de Docentes, 2005) Según dicho Informe, los
diferentes programas de formación inicial de docentes desatienden los procesos
internos vinculados con el aprendizaje de los estudiantes de pedagogía, tales como
las representaciones, las creencias y conocimientos que ellos construyen con
anterioridad a su ingreso a la carrera, especialmente durante su experiencia
escolar.
Desde
que se inició en la Universidad Alberto Hurtado el programa para la formación
de docentes para la Enseñanza Básica, este fue un tema que se quiso instalar
dentro del proceso formativo que se impulsa con las diferentes actividades
académicas que se proponen a los alumnos. Una de estas actividades es el curso
de “Reflexión sobre la práctica educativa I” que se realiza en el V semestre de
formación, una vez que los estudiantes han iniciado la formación pedagógica,
propiamente tal, y la incorporación al trabajo en una escuela como condición y
parte de dicha formación. En el curso se aborda el tema de la Escuela como
institución social para el aprendizaje, la importancia de la interacción social
para la enseñanza y el aprendizaje, algunos factores que favorecen la
interacción,… y también la influencia de los prejuicios como uno de los
factores claves, entro otros varios. Es, precisamente, sobre este aspecto que
trata el siguiente trabajo que fue realizado por uno de los alumnos
participantes del curso.
“Prejuicios
y Violencia en el Ámbito Escolar:
Una
Experiencia Personal” por Pablo Poblete E.
La
violencia y el manejo de los prejuicios es algo que está presente no sólo en la
comunidad escolar, sino que es una situación que se repite en cada comunidad y
en cada lugar donde exista una agrupación de personas con distintos modos de
convivencia. Es por ello que, antes de relatar las situaciones de violencia y
de prejuicios presentes en el ámbito escolar, creo que es necesario definir
cuáles son esas características que le permiten a uno distinguir este tipo de
situaciones al interior de una comunidad.
En
primer lugar habría que comenzar por distinguir la violencia del prejuicio, ya
que el manejo y las características de uno y otro son muy distintos. La
violencia se manifiesta, a diferentes niveles, a través de ciertos
comportamientos tales como: la agresión física, la agresión psicológica, la
agresión verbal, los garabatos, las amenazas, etc. Esta violencia puede
manifestarse de forma explícita o implícita, sin embargo, la mayoría de las
veces se manifiesta “camuflada” bajo esta segunda forma. Los prejuicios, en
cambio, son, como la palabra lo dice, juicios previos acerca de un objeto o
persona, que, por lo general, se formulan sin experiencia directa o real, y
cuya fundamentación se realiza en base a juicios personales y subjetivos, la
mayoría de ellos sin una evidencia empírica de dichos argumentos. Estos
prejuicios no tienen por qué tener siempre un carácter negativo, sino que
algunas veces pueden ser prejuicios positivos que con el pasar del tiempo se
van confirmando o rechazando en sí mismos. Por lo tanto, prejuicios y
violencia, si bien son una realidad que la mayoría de las veces se da
conjuntamente, no necesariamente debe ser así. Hecha esta aclaración a
continuación me propongo realizar una revisión de estos meses de experiencia
laboral buscando algunas de estas situaciones de manejo de prejuicios o
violencia.
La
verdad es que revisando mis primeros meses de experiencia laboral en un colegio
de la Región Metropolitana no creo que haya sido testigo de algún hecho
particular de violencia explícita o de manejo de prejuicios en forma
desmesurada, sin embargo, creo que no por ello estos no existen al interior del
colegio. Lo que sí he podido notar en estos primeros meses son algunos “modos”
y algunas formas de hacer las cosas en que se manifiestan ciertos rasgos de
violencia y del manejo de prejuicios, los cuáles describiré a continuación.
La
primera situación a la que me referiré es una experiencia relacionada con un
posible mal manejo de los prejuicios. La situación se dio cuando me tocó
participar en la primera reunión de profesores en la cual los profesores jefes
antiguos traspasaban la información a los nuevos profesores jefes de cada
curso. Yo me encontré con que la mayoría de lo que cada profesor(a) traspasaba
eran informaciones relevantes y atingentes al proceso de aprendizaje de los
niños. Sin embargo, en algunos casos me tocó observar algunos profesores(as)
que entregaban informaciones cargadas de prejuicios con respecto a algunos
niños. En estos casos la información que se entregaba tenía que ver con “lo que
dicen los demás de tal o cuál niño” y de “lo difícil que va a resultar sacarlo
adelante”. Esta situación no fue la mayoría, pero sí me tocó escuchar y ver
algunas de estas situaciones. No fue una situación repetida, pero sí creo que
esta situación de traspaso de cursos es una de las situaciones críticas para
encontrarse con este tipo de problemáticas de “prejuicios”.
Una
segunda situación de manejo de prejuicios que me ha tocado vivir en mi
experiencia laboral tiene que ver con mi llegada a trabajar como “alumno en
práctica” al Primer Ciclo del colegio. La percepción que se tenía de los
alumnos en experiencia laboral de la universidad de dónde yo provenía no era de
las mejores. Esto había generado una situación de prejuicios a las profesoras que
recibirían a los “alumnos en práctica”. Lamentablemente el desempeño de una de
las alumnas en experiencia laboral del año pasado en el colegio no había sido
muy buena, y esto recayó en un mal prejuicio que existía en relación a los(as)
alumnos(as) en experiencia de la universidad. Felizmente este prejuicio no
alcanzó a afectar mi relación con la profesora ni mi aprendizaje como
estudiante.
Consecuencias
Emocionales y Pedagógicas
La
violencia y el mal manejo de prejuicios al interior de la sala de clases, según
mi parecer, pueden generar una escalada de otros males que vienen de la mano
con estos. Tanto los prejuicios como la violencia son dos actitudes que no
vienen solas, sino que generalmente se acompañan de otros sentimientos y
situaciones. Por otro lado, estas situaciones se caracterizan por no ser buenas
experiencias ni para los alumnos ni para los profesores que participan en
ellas.
En
primer lugar, habría que aclarar que un mal manejo de prejuicios puede traer, a
nivel emocional, situaciones de: rabia, ira, enojo, inhibición emocional... y
muchas veces estos prejuicios, si no son aclarados y conversados cara a cara
con el otro, pueden ser muy duraderos y difíciles de quitar. A nivel del
proceso de aprendizaje y de los resultados académicos los prejuicios pueden
afectar a través de la creencia de que un alumno no puede dar lo que él si
puede dar por sus propios méritos. El proceso de aprendizaje puede resultar
interrumpido y mal encaminado si no se trabajan estos prejuicios.
En
segundo lugar, en relación a las situaciones de violencia éstas pueden afectar,
a nivel emocional, a través de heridas muy profundas (físicas y psicológicas)
en el interior de cada ser humano. Muchas veces la violencia psicológica tiende
a ser mucho más profunda que la violencia física y deja heridas emocionales
bien difíciles de sanar. Por otro lado, la violencia intraescolar
(alumno-alumno, profesor-alumno) puede incidir negativamente sobre el
rendimiento escolar ya que el alumno se siente disminuido y con pocas ganas de
ir a la escuela para aprender.
La Autoimagen
del Docente
El
auto imagen es aquello que pensamos de nosotros mismos. En ocasiones, cuando
hemos propuesto algo a otra persona, ésta nos ha respondido "Es que yo no
valgo para eso". Evidentemente, ésta persona tiene una imagen negativa de
sí misma. El auto imagen es la clave de la personalidad. Cambiar la auto imagen
equivale a modificar nuestra personalidad y comportamiento. Se adquiere a
través de todas las experiencias vividas desde nuestro nacimiento, e incluso
antes de él, en estado de gestación, empezamos a percibir sensaciones del
exterior, a través de nuestra madre.
Tengamos
o no conciencia de ello, cada uno de nosotros posee un plan o una imagen mental
de sí mismo. Es nuestra propia concepción de la clase de persona que somos (o
creemos ser) y ha sido formada a través de nuestras creencias acerca de
nosotros mismos.
Nuestros
triunfos y nuestros fracasos quedan grabados en nuestro subconsciente, al igual
que la forma en que los demás han reaccionado con respecto a nosotros, especialmente
durante la primera infancia.
Todas
las acciones, sentimientos, comportamiento e incluso capacidades, son la consecuencia
directa de esta "autoimagen" que nos hemos forjado. En una palabra, actuamos
como la clase de persona que imaginamos ser.
Nuestra
autoimagen está directamente relacionada con la imagen que los demás tienen de
nosotros. A veces nos cuesta aceptar los desencuentros. Pensamos ser “como
actuamos”; pero somos vistos de manera distinta, tienen otra imagen de nosotros.
Con
el paso de los años creció una opinión menos favorable respecto a la imagen de
los docentes entre las autoridades, la comunidad, los padres de familia e
incluso los alumnos. Hay quienes cuestionan el
desempeño del docente en el centro educativo y reconocen escasos
méritos. Por ello la necesidad de un nuevo educador con formación académica y
psicológica que contribuya a una escuela distinta y más humana.
AUTODESARROLLO
EMOCIONAL DEL DOCENTE
Toda
acción del maestro ha exigido una transformación profunda y trascendental a lo
largo de la historia de la educación. La educación de cara a los tiempos
modernos se fundamenta en el ideal de perfeccionamiento tanto del hombre como
de la sociedad.
El
maestro debe de estar consciente de su rol. Su tarea principal es educar a sus
alumnos y su gestión debe estar centrada en el desafío que conlleva transmitir
un cúmulo de contenidos a cada alumno.
El
docente debe estimular en el educando el desarrollo físico, emocional,
intelectual, social, ético y espiritual. A través de los tiempos el maestro es
visto como un modelo de la sociedad.
Davini
(1997) indica que el maestro debe buscar su continuo crecimiento profesional.
Para un buen desempeño en su quehacer educativo el maestro tiene que pensar en
enriquecer su acervo profesional y los fundamentos de su conocimiento,
destrezas, métodos educativos y pedagógicos. A mayor educación del maestro
mayor serán los beneficios en el proceso de desarrollo educativo y cognitivo de
sus alumnos.
Freire
(1993) dice que el maestro no debe dejar a un lado lo que el estudiante trae
consigo de su comprensión del mundo; su manera de hablar, su manera de contar,
calcular, sus saberes en torno a su mundo, su religiosidad, sus saberes en
torno a la salud, el cuerpo, la muerte, el sexo, los conjuros, el ambiente y la
tecnología.
Por
tanto el maestro debe concebir el salón de clases como el lugar donde
investiga, experimenta, modela, se comparten ideas, se toman decisiones para la
solución de problemas y se reflexiona sobre lo que es necesario y pertinente
aprender.
Para
los estudiantes de escuela primaria el maestro es visto como un modelo que
inspira confianza al cual los niños tienden a imitar. Es un modelo dentro del
proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes.
Esto
significa que el maestro en el escenario educativo tendrá que modelar conductas
dignas, pertinentes, valiosas y apropiadas de un individuo debidamente educado.
Por ésta razón el maestro debe reflexionar sobre sus debilidades y fortalezas
con el propósito de mejorar su auto-desarrollo como un profesional educado y
altamente cualificado.
De
ahí la importancia que tiene el rol del educador, pues debe modelar un código
correcto de valores morales e intelectuales que son valiosos para la sociedad e
imprescindibles para los alumnos.
Es
preciso reconocer que existen ciertos elementos que influyen directa o
indirectamente en la gestión educativa del maestro como: la cultura, los
problemas sociales, la economía, la política, la geografía y el ambiente.
Además
existen factores propios del escenario educativo como: la infraestructura, los
recursos didácticos, los textos, el sistema de evaluación, el currículo, el
control de grupo, la disciplina, la organización escolar entre otros.
Davini
(1997) dice que ante este panorama surge la preocupación por la calidad de la
educación y considera el impacto del papel que desempeña el maestro en el
proceso de enseñanza y aprendizaje, pues, el maestro debe equiparse
cognitivamente para superar las limitaciones propias del escenario educativo.
El
maestro ante un mundo globalizado debe auto-reconocerse como un estudiante de
por vida. Aunque la imagen del maestro ha cambiado al pasar de los tiempos al
igual que su mentalidad y sus necesidades profesionales. El maestro debe
aspirar a continuar estudios post graduados con el propósito de adquirir
herramientas teóricas, prácticas didácticas y tecnológicas modernas que le
ayuden a fortalecer su labor.
De
igual forma el sistema educativo actual solicita un maestro diferente. Un
maestro que posea cultura y que se distinga como profesional idóneo y
debidamente preparado que pueda impactar de manera positiva la sociedad, la
escuela, el currículo, la planificación de la enseñanza y sobre todo la vida de
sus alumnos.
El
maestro altamente cualificado se caracteriza por tener conocimiento amplio
sobre el crecimiento, el proceso de desarrollo y aprendizaje de cada niño. De
esta forma pone en práctica nuevas estrategias y técnicas de enseñanza, que
aporten positivamente el proceso educativo y de aprendizaje dentro del salón de
clases. Freire señala que un maestro cualificado ante un mundo globalizado es
capaz de adaptarse al uso del espacio, los materiales y al uso y manejo del
tiempo según las necesidades de los estudiantes.
Un
pedagogo altamente cualificado tiene la habilidad para comunicarse eficazmente
con los niños, con sus colegas, con los padres y demás dentro y fuera del
escenario educativo. Es ávido a trabajar en cooperación y colaboración con
otros. Establece y entiende programas educativos eficaces. Un maestro bien
preparado utiliza una variedad de destrezas, estrategias y métodos de enseñanza
que estimulan el aprendizaje de todos los estudiantes.
Según
Freire el maestro que domine las áreas antes mencionadas es un educador capaz
de auto-evaluar su labor, implementa y es un ente que propicia cambios.
En
pleno siglo XXI el sistema educativo, la sociedad, los padres y los alumnos
demandan por un maestro idóneo, culto y debidamente preparado que sirva como
ente de cambio. Un profesional, educado que facilite y guíe a sus alumnos por
el camino del saber.
El
maestro que la sociedad de hoy día busca debe ser realmente un profesional
comprometido capaz de generar cambios en cuanto a los procesos de capacitación
e investigación en las escuelas de su país, estado y nación.
Todo
este planteamiento pretende ser un cuestionamiento radical sobre las
perspectivas del maestro para futuro que tiene la intención de no caer en otra
idealización o fantasía de algo que se conoce como el maestro perfecto.
La
educación por ser dinámica no necesita maestros perfectos sino maestros de
vanguardia. Maestros que busquen constantemente renovar sus conocimientos con
el propósito de ajustarse a los cambios de un mundo tan dinámico como en el que
vivimos.
Algunas
opciones para estimular la capacitación continua del docente idóneo, preparado
y de vanguardia son: la educación continuada, seguir estudios post-graduados,
realizar investigaciones de las prácticas docentes, pertenecer a equipos de
investigación, diseñar currículo, estimular el uso de la tecnología en el
proceso instruccional y recibir la supervisión adecuada de profesionales de la
educación.
·
La educación continua se refiere a cursos,
talleres, orientaciones y adiestramientos a corto plazo con temas de interés
actual que ofrecen las instituciones de educación superior con el fin de ayudar
en la formación, capacitación y preparación del docente.
La
educación continua facilita conocimientos, experiencias, ideas y aportaciones
de colegas así como de expertos en el escenario pedagógico.
Los
diversos servicios de educación continua buscan aportar ideas a los educadores
para que estos puedan adquirir un fortalecimiento del saber general.
·
El maestro es un estudiante de por vida y
debe atemperar sus conocimientos a la vanguardia y demanda de los tiempos. Un
buen profesional busca continuar su capacitación profesional en una institución
universitaria acreditada de su preferencia para continuar estudios
post-graduados en el área de su especialidad.
Un
maestro con estudios post-graduados enriquece, crece dentro de su carrera
magisterial fomenta cambios positivos al sistema educativo de su país.
·
Los equipos de investigación docente fomentan
la responsabilidad del maestro y estimulan la revisión y reflexión del trabajo
que realiza.
Por
medio de la sistematización y la investigación el docente amplía sus marcos de
interpretación y puede aportar ideas para mejorar su labor educativa. A su vez
puede desarrollar y construir teorías y prácticas dirigidas a la innovación
mediante la implantación de programas y propuestas educativas.
·
Las investigaciones y prácticas docentes
deben alinearse, estudiarse y comprenderse en el contexto institucional y
sociocultural de lo contrario caeríamos en un enfoque tradicional, sin
pertinencia y vacío. Los equipos de investigación buscarán siempre soluciones
pertinentes a los problemas actuales que atentan en contra del proceso
educativo.
En
relación a este tema Carr (1996) expresa que en las instituciones formadoras de
maestros buscan crear el carácter reflexivo, crítico e investigativo que es un
medio para el crecimiento académico individual y colectivo. El mismo busca
generar y producir entes de cambios positivos, idóneos y preparados para
presentar soluciones ante los problemas educativos de hoy.
·
El maestro es considerado un diseñador de
currículo instruccional. Goodson (2000) señala que el maestro selecciona el
tema o temas de estudio y las estrategias de enseñanza partiendo de las
necesidades e intereses de sus estudiantes.
A
su vez el educador debe considerar las necesidades de la sociedad y las
recomendaciones que formulen los investigadores, conocedores y especialistas de
currículo. El conocimiento y dominio que el maestro tiene de los estudiantes a
su cargo le permitirán tomar decisiones curriculares adecuadas y bien
informadas.
·
El educador de vanguardia debe conocer y
saber manejar los diversos medios tecnológicos. El conocer y manejar la
tecnología educativa e informática ayudará al maestro a preparar programas de
capacitación y actualización del docente.
El
maestro por tanto debe conocer sobre el uso y manejo de los videos, software,
discos compactos, cámaras digitales, entre otros. Sánchez (2000) puntualiza que
la tecnología es una herramienta muy poderosa pues sus efectos dependen de su
uso, manejo y enfoque pedagógico de acuerdo a los objetivos del programa de
enseñanza.
Esto
significa que el maestro debe dominar y conocer el uso de la tecnología
educativa e informática ya que ésta debe complementarse con la construcción del
pensamiento crítico. Una vez los maestros conocen los beneficios de la
tecnología pueden implantarla con sus alumnos en el salón de clases.
·
El maestro debe modificar su percepción en
relación al rol de la supervisión dentro del proceso educativo. La supervisión
llega a la sala de clases para ampliar lo que ocurre en el salón. La
supervisión es un ente colaborador y un ente facilitador de estrategias y
sugerencias educativas que redunda en beneficio a los niños.
La
supervisión es un aliado que facilita técnicas que promueven cambios positivos
en el proceso de enseñanza y aprendizaje así como en el escenario escolar.
Latorre
(2003) establece que el maestro de hoy se enfrenta a grandes desafíos. La
sociedad es dinámica y se encuentra dentro de un mundo cambiante. Por tanto es
imperativo que los maestros se preparen desde una perspectiva de formación
constante.
El
docente debe entender que como educador del siglo XXI es responsable de su
auto-formación, auto-desarrollo y auto-aprendizaje. Los maestros son seres
humanos que trabajan para la formación de otros seres humanos.
A
su vez los maestros son estudiante de por vida. Y tienen en sus manos la
responsabilidad de fortalecer su rol actualizando sus conocimientos, destrezas,
métodos, estrategias, teorías y prácticas pedagógicas. Es pertinente fomentar
el uso de las herramientas didácticas-tecnológicas modernas que permiten
enfrentar los retos de nuestra sociedad.
Al
presente el sistema educativo y la sociedad necesitan maestros comprometidos
que posean una cultura general que los distinga como profesionales idóneos,
debidamente preparados a la vanguardia de los nuevos tiempos.
El
maestro hoy día tiene que enfrentarse al desafío de enseñar a sus estudiantes
mediante una educación ajustada a los cambios que enfrentamos en el quehacer
educativo.
CUALIDADES
QUE EJERCE EL DOCENTE COMO ORIENTADOR
Definición
de Educador
El
educador es el individuo que realiza o incita la educación de los demás. En su
sentido más general, educador es todo aquello que educa, lo que influencia.
Desde ese punto de vista, el concepto “educador” comprende tanto a las
personas, como a los organismos y a los
objetos que provocan una influencia formativa. SIMMEN distingue a los
educadores primarios, los secundarios y los objetos y circunstancias
particulares.
Entre
las manifestaciones particulares tenemos la del profesor que no es más que el
educador profesional. LARROYO lo define como “el educador activo que consagra
su vida a la acción pedagógica”.
KERSCHENSTEINER establece una distinción entre el profesor y el
educador: el profesor se dedica y dirige a un grupo y no a un individuo como es
el caso del educador.
Cualidades
del Educador
Existen
varios tipos de educadores y a cada uno de estos les corresponde una forma de
acción pedagógica. Las cualidades que tenga el educador son las que lo
catalogan ser de un tipo u otro. En este sentido KERSCHENSTEINER elaboró una
conocida teoría sobre “el alma del educador”. Se le pueden atribuir dos
“tipologías”, una que distinguiríamos como superficial y otra más profunda, que
concierne a la actitud del educador frente a los demás.
En
la primera tipología denominada superficial distingue: El educador-modelo, El
educador teórico y El práctico.
El
educador-modelo se basa en el ejemplo para actuar. El “teórico” corresponde al
pedagogo, conocedor dela teoría de la educación y que puede o no ser un buen profesor. El último es el
auténtico educador, es aquel que desde la inclinación hacia el joven ejerce una influencia sobre él transmitiéndole
valores culturales. Estos educadores se dividen en individualistas y sociales. Los primeros son aquellos que se
ocupan de la formación de individuos aislados, se dirige al niño como ser con
infinidades de posibilidades de valor mientras que los sociales se encargan del
conjunto de la sociedad, se dirigen al pueblo con el deseo de elevarlo
basándose en una idea moral de la comunidad. A estos educadores sociales se les
conoce también como formadores de pueblo.
KERSCHENSTEINER
define al educador como “el individuo de tipo básico social puesto al servicio
espiritual de una colectividad y cuya simple inclinación o simpatía lo empuja a
ejercer influencia en el niño como futuro portador de valores ilimitados,
formándole espiritualmente a medida de su capacidad especial y que en la
manifestación de dicha simpatía encuentra su satisfacción más elevada”.
Vamos
a nombrar solo las condiciones principales que ha de tener porque estas son
infinitas y nos extenderíamos demasiado.
1. Inclinación
hacia el educando: KERSCHENSTEINER propone esta cualidad como la primera y sin
duda previa a todas las otras. Se realiza por medio de la simpatía. Esa
simpatía ha sido denominada también “amor pedagógico”, es una simpatía hacia la
inmadurez del educando y sus capacidades de desarrollo. Dicha inclinación exige
otras cualidades como son la capacidad de penetración psicológica así como la
comprensión individual. No hablamos, pues, de una simpatía exterior.
2. Amor
hacia los valores: inculcar valores que él pueda desarrollar.
3. Personalidad:
para poder educar es imprescindible estar formado, haber superado el proceso de
formación que se desea reproducir en ellos. Esto significa que no puede formar
quien no lo este, es requisito indispensable una personalidad consolidada.
4. Buen
humor: sin esta cualidad la formación sería algo muy rígido y serio. El
educador ha de ponerla en práctica y rechazar la pedantería y el cinismo.
TÉCNICAS
DEL ORIENTADOR EDUCATIVO
Las técnicas docentes permiten ser mucho
más que un dictador de clases, ser más que un excelente conferencista u
expositor, o ser más que un comunicador maravilloso. Las técnicas docentes
permiten ser formadores de estudiantes íntegros y facilitan el hecho de una
práctica educativa bajo una concepción moderna y científica.
Las técnicas docentes deben estimular el
estudio, no como un acto de memorizar, si no como un proceso continuo de
estimular la capacidad de pensar, de analizar y de sintetizar.
El
buen uso de las técnicas docentes permite ser prestidigitador de la palabra,
mago de las letras, diestro para manejar el habla y la escritura. Lo que se
espera y se quiere, que también lleguen a ser los alumnos. El aprendizaje será
excelente al seguir las directrices de cada una de esas diferentes técnicas
docentes. Él aplicarlas correctamente permite alcanzar lo permanentemente
señalado: adquirir, mantener, mejorar y optimizar la excelencia, para leer de
forma comprensiva y escribir o hablar con argumentos y solidez científica.
Con el recurso de las técnicas docentes se
consigue movilizar la actividad mental de los alumnos, estimular el discernir,
enseñar a sin temores romper las partes del todo, a regar las piezas del
rompecabezas, para luego armarlo y armarlo, siempre tratando con las mismas
piezas alcanzar una figura diferente. Nada memorizado, nada predeterminado,
todo por medio de la innovación, para tener como producto terminado el fruto
del análisis y del pensamiento crítico.
Las técnicas docentes modernas para la
educación médica son muy valiosas para estructurar adecuadamente las clases,
para desarrollar una verdadera praxis educativa, donde reflexionando sobre la práctica
docente, el maestro sea un auténtico Pedagogo - Médico. La enseñanza de la
ciencia médica obliga muy especialmente, a una estructuración adecuada del
estudiante dentro del proceso de enseñanza - aprendizaje. El estudiante de
medicina, futuro profesional de la ciencia de Galeno, debe poseer en su perfil
profesional un espíritu crítico, tener desarrollada la capacidad de pensar, y
para estimularla, la técnica docente denominada “El aprendizaje basado en
problemas”, es una excelente herramienta.
A las rondas por los servicios, a las
conferencias clínico – patológicas, a la enseñanza al lado del enfermo, se han
desarrollado las siguientes técnicas docentes, las cuales contribuyen al
aprendizaje y a estimular el desarrollo intelectual del educando.
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