REPÚBLICA
BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA
EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOS LLANOS
OCCIDENTALES
“EZEQUIEL ZAMORA”.
UNELLEZ-SOSA.
Marco Conceptual de la Educación Ambiental
DOCENTE: BACHILLERES:
Lcdo. Nobel Gómez. Anyela Valero.
Bicki Ramírez.
Bilha Monzón.
Delia Sánchez.
Domingo Ramírez.
Jessica Araujo.
Leixa Zapata.
Ecología y Educación Ambiental.
Ciudad de Nutrias, junio de
2010.
1. MARCO CONCEPTUAL DE LA
EDUCACIÓN AMBIENTAL:
La educación ambiental es
un proceso pedagógico dinámico y participativo, que busca despertar en la
población una conciencia que le permita identificarse con la problemática
Ambiental tanto a nivel general (mundial), como a nivel especifico (medio donde
vive); Busca identificar las relaciones de interacción e independencia que se
dan entre el entorno (medio Ambiente) y el hombre, así como también se
preocupa por promover una relación Armónica entre el medio natural y las
actividades antropogénicas a través del desarrollo
sostenible,
todo esto con el fin de garantizar el sostenimiento y calidad de las
generaciones actuales y futuras.
La educación ambiental, además de
generar una conciencia y soluciones pertinentes a los problemas ambientales
actuales causados por actividades antropogénicas y los efectos de la relación
entre el hombre y medio ambiente, este mecanismo pedagógico además infunde la
interacción que existe dentro de los ecosistemas. Los procesos y factores físicos,
químicos así mismo biológicos, como estos reaccionan, se relacionan e
intervienen entre sí dentro del medio ambiente, es otro de los tópicos que
difunde la Educación Ambiental (EA), todo esto con el fin de entender nuestro
entorno y formar una cultura conservacionista donde el hombre aplique en todos
sus procesos productivos técnicas limpias (dándole solución a los problemas
ambientales), permitiendo de esta forma el desarrollo sostenible.
A través de lo anterior ya podemos
definir dos líneas, sobre las cuales se basa la educación ambiental la primera
que hacer referencia a como interactúa entre sí la naturaleza (medio ambiente)
donde se definen los ecosistemas, la importancia de la atmósfera (clima, composición e
interacción), el agua (la hidrosfera, ciclo del agua), el suelo (litosfera, composición e interacción), el flujo de materia y
energía dentro de los diferentes entornos naturales (ciclos biológicos, ciclos
bioquímicos), así mismo el comportamiento de las comunidades y poblaciones
(mutualismo, comensalismo, entre otros). la segunda línea va dirigida a la
interacción que hay entre el ambiente y el hombre, como las actividades
antropogénicas influyen en los ecosistemas, como el ser humano ha aprovechado
los recursos, así mismo brinda la descripción y consecuencias de la
contaminación generados en las diferentes actividades, como se puede prevenir (reciclaje, manejo adecuado de residuos y energía), que soluciones
existen (procesos de tratamiento a residuos peligrosos, implementación de
políticas Ambientales, entre otras) , promoviendo de una u otra forma el
desarrollo sostenible y la conservación del entorno.
a.
Objetivos.
Teniendo en cuenta la Carta de Belgrado, realizada en octubre de 1975, los objetivos de la educación
ambiental a nivel mundial son:
Ø
Toma de conciencia. Ayudar a
las personas y a los grupos sociales a que adquieran mayor sensibilidad y
conciencia del medio ambiente en general y de los problemas.
Ø
Conocimientos. Ayudar a
las personas y a los grupos sociales a adquirir una comprensión básica del medio
ambiente en su totalidad, de los problemas conexos y de la presencia y función
de la humanidad en él, lo que entraña una responsabilidad crítica.
Ø
Actitudes. Ayudar a las personas y a los grupos sociales a
adquirir valores sociales y un profundo interés por el medio ambiente que los
impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento.
Ø
Aptitudes. Ayudar a
las personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para
resolver los problemas ambientales.
Ø
Capacidad de evaluación. Ayudar a
las personas y a los grupos sociales a evaluar las medidas y los programas de
educación ambiental en función de los factores ecológicos, políticos, sociales,
estéticos y educativos.
Ø
Participación. Ayudar a
las personas y a los grupos sociales a que desarrollen su sentido de
responsabilidad y a que tomen conciencia de la urgente necesidad de prestar
atención a los problemas del medio ambiente, para asegurar que se adopten
medidas adecuadas al respecto.
b.
Fundamentos.
De la Conferencia de Tbilisi, se
indican algunas de los fundamentos de la educación ambiental:
Ø Comportamientos positivos de
conducta.
Ø Educación permanente.
Ø Conocimientos técnicos y
valores éticos.
Ø Enfoque global.
Ø Vinculación, interdependencia
y solidaridad.
Ø Resolución de problemas.
Ø Iniciativa y sentido de la
responsabilidad.
Ø Renovación del proceso
educativo.
c.
Principios.
Ø Considerar
al ambiente en forma integral, es decir, lo natural y lo construido, no sólo
los aspectos naturales, sino los tecnológicos, sociales, económicos, políticos,
morales, culturales, históricos y estéticos.
Ø Asumir un
enfoque interdisciplinario para el tratamiento de la dimensión ambiental, que
se inspira en el contenido específico de cada disciplina para
posibilitar una perspectiva holística y equilibrada.
Ø Tratar la
temática ambiental desde lo particular a lo general tiene como finalidad que
los estudiantes se
formen una idea de las condiciones ambientales de otras áreas, que identifiquen
las condiciones que prevalecen en las distintas regiones geográficas y políticas, además de
que reflexionen sobre las dimensiones mundiales del problema
ambiental para que los sujetos sociales se involucren en los diferentes niveles
de participación y responsabilidad.
Ø Otro
principio orientador hace énfasis en la complejidad de los problemas ambientales, por lo
cual es necesario desarrollar el pensamiento crítico y las habilidades para resolverlos.
Ø Promover
el conocimiento, la
habilidad para solucionar problemas, la clasificación de
valores, la investigación y
la evaluación de
situaciones, en los estudiantes en formación, cuyo interés especial sea la
sensibilización ambiental para aprender sobre la propia comunidad.
Ø Capacitar a
los alumnos para que desempeñen un papel en la planificación de sus
experiencias de aprendizaje y
darles la oportunidad de tomar decisiones y aceptar sus
consecuencias.
Ø Insistir en
la necesidad de cooperación local, nacional e internacional, para la prevención
y la solución de los problemas ambientales.
El conocimiento de los problemas
ambientales, puede, bajo principios orientados,
ayudar a comprender un poco más lo complejo de la realidad que vivimos. Esto no
significa que los contenidos por sí solos conduzcan al estudiante a un cambio de
actitudes. Además de la adquisición de conocimientos,
también debe destacar el aspecto preventivo. En este sentido, se
propone promover una "cultura de resistencia", es
decir la educación ambiental debe cuestionar los actuales modelos de
desarrollo, pues éstos son los responsables del deterioro ecológico y social
que viven los países subdesarrollados, el cual es diferente al que se presenta
en otros países.
2. PARADIGMAS AMBIENTALES:
a.
Antropocentrismo.
Toda la problemática medioambiental
que vivimos hoy en día es fruto de la acción del hombre en el mundo, y
obviamente, de la idea de naturaleza que esté a la base de esta acción. El
hombre, como único animal racional, debe pensar las acciones que está llevando
a cabo, la crisis medio ambiental y energética a la que está sometiendo al
planeta, y pensar también cómo deberá actuar en el futuro. Si bien es cierto
que el ecosistema es una entidad cambiante y variable, no podemos desconocer
que la acción del hombre en el mundo ha acelerado los procesos de destrucción y
contaminación de aguas, sólidos, aire, la distribución biológica de las
especies, etc. Es un hecho que la especie humana presenta problemas internos y
externos de interdependencia. Por una parte, la gran problemática humana de
este siglo: la pobreza y la desigualdad en la distribución de ingresos, la
opulencia de una mínima cantidad de la población global coexistiendo con
millones de personas arrasadas por el hambre y las enfermedades es un grave hecho
del que todos somos responsables. Asimismo, la co-existencia equilibrada entre
especie humana y otras especies (animales y vegetales) es casi una utopía.
A la
ética medio ambiental le preocupan estas cuestiones y trata de establecer una
pregunta general por la justicia y el valor de las acciones humanas, haciendo
un llamado a la responsabilidad por el futuro de la especie y de la biosfera en
general. En el análisis de estos problemas, diversas voces han expuesto sus
razones: el antropocentrismo,
el biocentrismo y el holismo ecológico (que es
la ecología profunda)
responden a la pregunta por el valor y la justicia de las acciones humanas,
perfilando diferentes respuestas y proyectando de diversa manera la acción del
hombre consigo mismo, con la naturaleza y con el medio ambiente. En este
artículo revisaremos el planteamiento que al respecto hace la vertiente
antropocéntrica.
En
ella, la única entidad moralmente
válida es el hombre. Acá encontramos dos vertientes, una dura y otra más
blanda. Para la primera, lo único que importa es el hombre: los animales y la
naturaleza están a su servicio, son medios para sus fines y no importan sus
intereses, porque no los tienen. Acá podríamos situar el especismo más
recalcitrante, ese que no condena el uso de animales para ningún fin humano: la
industria peletera, las entretenciones crueles, la extinción de especies y la
producción agroindustrial de carne están bien porque producen bienes que el
hombre necesita para vivir. Así, cualquier objetivo y método humano estará por
sobre el resto de la naturaleza, porque ésta carecería de intereses y no es más
que un stock de insumos para las actividades humanas.
Por otro lado, existe un
antropocentrismo débil, que reconoce valor a ciertas entidades no humanas, pero
sólo en la medida en que compartan ciertas características con los humanos. Acá
se reconoce que el hombre es capaz de transformar la naturaleza, y que también
la naturaleza tiene el poder de modificar la existencia humana. De este modo,
argumentar la defensa de la naturaleza en función de otros valores centrados en
el ser humano es razonable, donde animales no humanos y naturaleza tienen un
valor utilitario económico, terapéutico, científico, recreativo o cultural.
En la
valoración económica, la naturaleza es un "recurso natural" contable
y cuantificable, con un valor traducible en un precio. Su preservación es una
motivación económica. Cercano a éste situamos el valor científico-terapéutico
de las especies naturales, ya que la gran mayoría de los químicos y fármacos
que utilizamos provienen del reino animal y vegetal. De este modo, hay
infinidad de plantas y animales que no han sido investigados y que
potencialmente serían portadores de propiedades terapéuticas; por lo que
arriesgarnos a su pérdida sería actuar imprudentemente. Por su parte, el valor
recreativo-cultural de la naturaleza la constituiría como fuente de bienestar,
goce y sustento de valores sociales, culturales y morales (por ejemplo: el
disfrute de la vida al aire libre, actividades como el trekking, la caza, la
pesca, el goce de un paisaje bucólico y natural, el valor simbólico de algunos
animales y/o paisajes; serían actividades cuyo usufructo es innegablemente
humano).
En
resumen: la ética antropocéntrica no estimará la protección a la naturaleza
como una necesidad, a no ser que los intereses de los seres humanos se vean
comprometidos. Es lo que en ética medioambiental se llama argumento prudencial,
para el que la naturaleza tiene valor ecológico y nos permite sobrevivir. La
naturaleza tiene un valor originario que da lugar a algo de más valor: la
existencia humana y de otros seres vivientes. La riqueza de la biodiversidad y
de la biosfera a todo nivel (animal, vegetal, mineral, los paisajes, etc.)
deben protegerse porque son útiles para el hombre. Aquí, el "derecho a
vivir en un medio ambiente sano" (reconocido como derecho de tercera
generación) es un indicador de la importancia del argumento prudencial en la
actualidad, ya que así se transforma en un derecho exigible a los responsables
por cualquier persona que sienta ese derecho amenazado o vulnerado. Otra
operacionalización de este argumento prudencial la constituiría el
llamado principio de
precaución.
Como podemos ver, la valoración antropocéntrica es la
moneda en curso de nuestra relación con la naturaleza, actualmente. Pero, como
veremos luego con el biocentrismo y la ecología profunda, existen nuevas formas
de imaginar el mundo y nuestra relación con otras especies, que no menoscaban
nuestra humanidad y son moralmente más comprehensivas, generosas y
sustentables.
b.
Biocentrismo.
Siguiendo con el resumen de
tendencias en ética medio ambiental, el biocentrismo pretende considerar
moralmente relevantes no sólo a los humanos, sino a toda la naturaleza, la que
compartiría con el ser humano la especial característica de “estar viva”. De
ahí que el biocentrismo sea una ética centrada en la vida de todo organismo
individual, donde cada quien tiende a su realización, a su desarrollo y
florecimiento. Con este planteamiento, el biocentrismo saca del centro de la
escena al hombre, para ponerlo en relación y en contacto directo con el resto
de las entidades de la naturaleza y, con Albert Schweitzer, declara:
“yo soy vida que quiere vivir, y
existo en medio de vida que quiere vivir.”
Dentro del biocentrismo podemos
visualizar una versión extrema de una débil. La versión extrema o “dura” dice
relación con no utilizar nunca, bajo ningún punto de vista
ni bajo ninguna valoración superpuesta, a otros seres, en virtud de su
realización teleológica y el florecimiento de su vida. En este tipo de biocentrismo,
la vida de los seres se sustantiviza para crear entidades con valores ajenos e
independientes a las valoraciones humanas, lo que nos priva de herramientas
metodológicas para resolver los problemas morales cotidianos de valoración
frente a dos seres vivos diferentes: ¿Me alimento de un animal vivo o prefiero
comer una lechuga? ¿Me dejo devorar por las bacterias que me atacan, en virtud
del respeto a su fin y desarrollo?
Queriendo responder estas preguntas
desde lo teórico del biocentrismo, Jorge Riechmann argumenta que todos los seres
vivos son dignos de consideración moral en virtud de sus capacidades esenciales
y sus necesidades básicas, que son las mismas para todo organismo: prolongar la
propia existencia en el tiempo, de la mejor manera posible. Para él:
“Tratar moralmente a un ser vivo
concreto consiste en: por lo menos no dañarlo, ni menoscabar sus posibilidades
de vivir bien (alcanzar su bien propio, vivir de acuerdo con su télos)
y en la medida de lo posible, ayudarle a vivir bien.”
Acá sitúa Riechmann el momento
material y concreto de la ética, a su juicio el más interesante e infinitamente
más difícil, porque lleva a dotar de contenido a una estructura formal cuya
premisa es: respetar a todo ser vivo que puede resultar
perjudicado por las actuaciones humanas.
De ahí que establece que la
instrumentalización de los animales para nuestro beneficio es éticamente más
problemático que el mismo uso de las plantas, porque los primeros poseen
capacidades más elevadas. Pero asimismo, el establecimiento del momento
material nos pide establecer precisiones: ¿hasta dónde respetaremos la vida de
otros seres vivos? En situaciones de sobrevivencia (casi utópicas hoy en día),
la complejidad humana sería más digna de permanecer que la de un organismo
menos complejo, pero en situaciones que no son de sobrevivencia ¿cómo
establecer el punto donde la instrumentalización es inmoral? Para el autor, la
respuesta está en el télos (finalidad) del organismo en
cuestión, en el florecimiento de sus capacidades esenciales:
“no es injusto utilizar a otros
animales no humanos como medio para nuestros fines cuando con ello no
contrariamos ni hacemos violencia a su télos específico... Si por el contrario,
contrariamos el télos del animal y frustramos sus
posibilidades de llevar la vida buena característica de su especie, entonces
estamos obrando mal.”
Esta postura se denomina biocentrismo moderado porque considera a todos los seres
vivos como dignos de consideración moral, aunque pueda jerarquizarse sin caer
en el especismo a través del respeto por el télos de cada organismo. Frente al
biocentrismo extremo, el biocentrismo moderado es capaz de operacionalizar la
ética y de establecer una manera de resolver las problemáticas derivadas de la
ponderación en la importancia de la vida de dos seres diferentes; problemáticas
a las que lógicamente nos enfrentamos más de alguna vez en lo cotidiano.
Con esta importancia de lo vivo como
rasero de lo éticamente considerable, Riechmann nos habla del antropocentrismo
epistémico como fuente indispensable de nuestra experiencia ética, porque
“en cuanto especie biológica
dotada de ciertos mecanismos sensoriales y cierta estructura neuronal, los
seres humanos percibimos y concebimos el mundo desde una manera única,
antropocentrada, precisamente porque nosotros somos nosotros.”
Sería imposible pensar desde un
lugar diferente del anthropos, porque precisamente somos hombres. El
antropocentrismo es una condición ontológica del pensamiento que nos resulta
ineludible porque existimos en tal condición. Pero dicho antropocentrismo es
egocéntrico y moralmente insostenible cuando es incapaz de dotar a la ética de
dos elementos indispensables: la imaginación y la compasión. Ambas son, para Riechmann,
claves para determinar un biocentrismo moderado que no excluya a los seres
humanos, pero que sea capaz de abrirse generosamente a la consideración moral
de otras especies vivas, de manera de poder vivir sin atormentar a los animales
ni al medio ambiente.
Pero
si bien es cierto que los humanos no podemos pasar por la vida sin aniquilar a
otros seres vivos, hay múltiples vías para minimizar el daño y la devastación
que hoy causamos. El hombre es portador de una especial responsabilidad moral
en virtud de su capacidad técnica científica para –potencialmente— destruir la
vida en la Tierra. Eso hace que el biocentrismo moral sea una adecuada
respuesta a la crisis ecológica, que combina el antropocentrismo epistémico con
un biocentrismo que respeta la vida, pero jerarquizando en virtud de la
coherencia práctica de sus postulados.
3. LA EDUCACIÓN AMBIENTAL COMO
RESPUESTA.
Desde
los años sesenta, cuando se cuestionó el modelo de crecimiento establecido y se
denunció el impacto que sobre el medio ambiente producía, los diagnósticos
realizados sobre la crisis ambiental han sido numerosos. Poco a poco, el ser
humano empieza a realizar una nueva lectura del medio en el que está inmerso y
una nueva cosmovisión, una nueva percepción de la relación ser
humano-sociedad-medio, va abriéndose paso.
En no pocos de los informes y
manifiestos que van apareciendo a lo largo de estos años se plantea la
necesidad de adoptar medidas educativas (entre otras) para frenar el creciente
deterioro del planeta.
Las relaciones entre educación y
medio ambiente no son nuevas, sin embargo, la novedad que aporta la educación
ambiental es que el medio ambiente, además de medio educativo, contenido a
estudiar o recurso didáctico, aparece con entidad suficiente como para constituirse
en finalidad y objeto de la educación.
De esta forma, aunque sus raíces son
antiguas, la educación ambiental, como la entendemos hoy en día, es un concepto
relativamente nuevo que pasa a un primer plano a finales de los años sesenta.
Estos planteamientos alcanzan rápidamente un
reconocimiento institucional. Así por ejemplo, en el ámbito internacional, ha
sido la Organización de las Naciones Unidas, a través de sus organismos (UNESCO y PNUMA fundamentalmente),
la principal impulsora de estudios y programas relativos a la educación
ambiental. Sin embargo, no podemos reducir este proceso de desarrollo a su
vertiente institucional. Es preciso reconocer el esfuerzo de innumerables
entidades, organizaciones de carácter no gubernamental y educadores que han
contribuido, a veces de forma anónima, no sólo a la conceptualización de la
educación ambiental sino, sobre todo, a su puesta en práctica.
4.
EDUCACIÓN
AMBIENTAL:
a.
Formal.
La
educación ambiental formal es aquella impartida por un profesor que aporta los
conocimientos básicos que permiten la transmisión de los conceptos generados a
través de la experiencia positiva sobre el cuidado y conservación del medio
ambiente.
Es
la educación ambiental que se imparte en la escuela con material visual o
audiovisual.
b.
No
formal.
La
educación ambiental no formal se entiende como "la transmisión de
conocimientos, aptitudes y valores ambientales fuera del sistema educativo
institucional, que conlleve la adopción de actitudes positivas hacia el medio
natural y social, que se traduzcan en acciones de cuidado y respeto por la
diversidad biológica y cultural y que fomenten la solidaridad intra e intergeneracional.
Se reconoce que la educación ambiental no es neutra, sino que es ideológica, ya
que está basada en valores para la transformación social".
Aunque
parezca que la educación ambiental no formal no es planificada o estructurada,
en el común de la gente es todo lo contrario. Como expresa Sureda: "la
educación ambiental no formal, acoge aquellos fenómenos educativos que aunque
se realicen al margen del sistema estructurado de enseñanza, es decir, al
margen de la escuela, están organizados expresamente para lograr determinadas
disposiciones cognitivas y valorativas, se trata pues de procesos
intencionales, estructurados y sistemáticos".
En
todo modelo de educación está implícito un modelo de comunicación que la define
como dialógica o transmisora. Un modelo de comunicación inmerso en la educación
ambiental no formal incluye el concepto de "interpretación ambiental"
(que es una herramienta de la educación ambiental).
Peart,
citado por Pardo, describe la interpretación ambiental como "un proceso de
comunicación diseñado para revelar al público significados e interacciones de
nuestro patrimonio natural y cultural, a través de su participación en
experiencias de primera mano con un objeto o un artefacto, paisaje o
sitio...", y como establece Ham: "en
lugar de comunicar simplemente información literal".
La
interpretación ambiental es un proceso formativo que posibilita la adquisición
de conocimientos y valores, se desarrolla en ámbitos no ordenados
específicamente para educar, en el que la información se reduce a la temática
ambiental del lugar visitado y la práctica es expositiva/informativa, y los
contenidos son estructurados en breves periodos de tiempo.
El destinatario de la educación
ambiental no formal es la población en general: mujeres, niños, niñas, jóvenes,
etcétera. La finalidad es convertir personas no sensibilizadas en personas
informadas, sensibilizadas y dispuestas a participar activamente en la
resolución de los problemas ambientales. Sin embargo, no se puede esperar que
de la sola adquisición se derive necesariamente un cambio de conducta. Parece
suficientemente demostrado que las relaciones entre conocimientos, actitudes y
comportamientos no son de causa/efecto, aunque sí se influyen mutuamente. Se
debe, por lo tanto, planificar actividades específicas para trabajar las
actitudes y los comportamientos.
5. LA EDUCACIÓN AMBIENTAL EN
VENEZUELA.
a.
Educación ambiental para la conservación de
las áreas naturales protegidas.
Uno de los esfuerzos más importantes que se
han venido realizando en el campo de la gestión de las áreas protegidas en
Venezuela, es la promoción de la educación ambiental como instrumento que
permita viabilizar la consecución de los objetivos de las áreas mediante la
sensibilización y participación de la sociedad. Este proceso ha permitido
lograr el reconocimiento de la importancia de la herramienta educativa entre
los gestores de las áreas protegidas, así como la ampliación de los enfoques
tradicionales educativos en estas áreas. Por otra parte, la experiencia
recopilada ha permitido iniciar el establecimiento de principios y lineamientos
que orienten el desarrollo de programas de educación ambiental en estas áreas.
Estos principios pueden resumirse de la siguiente manera:
Ø Las acciones que se realicen deberán responder
a políticas generales, y a unas estrategias particulares condicionadas por las
realidades institucionales, legales, ambientales, sociales y políticas de las
áreas.
Ø La planificación estará basada en la
determinación de los problemas ambientales, el estudio de visitantes, la
caracterización de las comunidades y los recursos reales y potenciales de cada
área, lo que asegura la adecuación de las acciones educativas a la visión
integral y sostenible del manejo de las áreas.
Ø El fin axiológico de las acciones educativas
es la conservación del área y sus recursos fundamentado en la ampliación de la
base de apoyo social de esta.
Ø Los programas y actividades que se realicen
deben convertirse en mecanismos de integración y comunicación que facilite la
gestión del área mediante procesos democráticos, equitativos y participativos.
Ø Las acciones educativas deberán considerar las
vivencias y experiencias de los sujetos, y por ende, trascienden en un
aprendizaje más significativo y pertinente a las realidades de cada área
(Enfoque constructivista) Así mismo se deberá prestar atención a las
tradiciones y cultura de la población y procurar el rescate de las prácticas
tradicionales de uso sostenible de los recursos.
Ø Desde la perspectiva metodológica, se buscará
insertar al participante en la realidad ambiental del área protegida mediante
el uso de métodos vivenciales y activos, lo que asegura una experiencia
significativa. Sin perder la perspectiva de que algunos beneficiarios que viven
próximos a las áreas no se pueden desplazar hacia éstas, por lo que deberán
desarrollarse elementos y actividades que permiten divulgar información y
promover la valoración del área fuera de ésta, y
Ø Se dará particular énfasis en la utilización
de métodos que estimulen la participación de la comunidad en la conservación
del área natural protegida.
Dentro del manejo de las áreas naturales
protegidas se han establecido cuatro
tipos de estrategias que coadyuvan al
logro de sus objetivos. Estas son:
Ø Comunicación y divulgación, donde se
contemplan todos los medios de información (carteleras, videos, publicaciones,
folletos, entre otros) dirigidos a los usuarios.
Ø Extensión comunitaria, que son acciones
encaminadas a la sensibilización y capacitación en áreas prioritarias a las
comunidades que viven dentro y aledañas a las áreas protegidas.
Ø Capacitación, se refiere a la continua
actualización y formación en áreas prioritarias del personal que las maneja y
los grupos de voluntarios y docentes que emprenden acciones en pro de la
conservación del área.
Ø Interpretación, implica la creación de
infraestructuras y actividades que faciliten la comprensión de la dinámica del
ambiente y promuevan valores ambientales a través de experiencias directas con
el ambiente, lo que provee a los participantes de nuevas formas de interacción
y utilización de estos espacios protegidos.
El desarrollo de estos principios,
lineamientos y orientaciones metodológicas, así como la progresiva aplicación
de los mismos, se ha visto favorecido en los últimos años por el proceso de
transformación y fortalecimiento institucional del Instituto Nacional de
Parques (INPARQUES) el cual es el organismo del Estado venezolano encargado de
la gestión del subsistema de Parques Nacionales y Monumentos Naturales, así
como de una red nacional de Parques de Recreación. Como parte de estas acciones
se ha conformado un importante grupo de profesionales y técnicos que trabajan
en la planificación y ejecución de programas educativos en estas áreas.
Por otra parte, aún cuando los programas de
educación y comunicación en los Parques Nacionales están aún en proceso de
consolidación institucional, organizativa y operativa, comienzan a producirse
los primeros beneficios de estos programas. Algunos de estos frutos son los
siguientes: Se ha fortalecido la figura del educador ambiental como parte
integrante del equipo de gestión de las áreas protegidas, se ha logrado la
captación de personal de buen nivel académico y experiencia en el campo de la
educación ambiental, se han establecido programas de actualización para este
personal, se comienzan a definir pautas y orientaciones acordes a las
condiciones del país, y se han logrado importantes alianzas que permiten la
ampliación y fortalecimiento de los programas educativos.
Sobre este último punto, vale la pena
mencionar algunos ejemplos relacionados con el desarrollo de alianzas en
materia de programas de educación ambiental dirigidas hacia la conservación de
áreas protegidas.
El Programa de Educación en el Refugio de
Fauna Silvestre Cuare, se inició en 1988 a través de un convenio entre el Ministerio del Ambiente y de los Recursos
Naturales (MARN) y la Fundación para la Defensa de la Naturaleza (FUDENA) El
Programa aborda una amplia gama de actores de las comunidades aledañas al área
protegida incluyendo docentes, estudiantes, operadores turísticos, organizaciones
gubernamentales y no gubernamentales, medios de comunicación y los usuarios
directos del Refugio. Con estas acciones se ha logrado entre otros, la
incorporación de usuarios de recursos, docentes y una relación más armónica
entre el ente administrador del refugio, organizaciones no gubernamentales y la
comunidad. En 1991 a través de un Convenio entre INPARQUES y FUDENA este
proceso se amplió para cubrir el Parque Nacional Morrocoy.
Un segundo caso es el Proyecto de Educación
para cazadores furtivos desarrollado en
cuatro Parques Nacionales durante el período 1990-1996. El programa se efectuó
a través de una alianza institucional que incluyó a la New York Zoological
Society y The Wildlife Conservation Society en conjunto con INPARQUES. El
objetivo del proyecto fue disminuir la presión de caza en los parques
nacionales mediante la educación de los cazadores furtivos. Las evaluaciones
realizadas luego de su aplicación mostraron un grado significativo de éxito
tanto en el logro de los objetivos planteados, como de mantenimiento de las
actitudes positivas por parte de los participantes (Silva y Pellegrini, 1996).
Por su parte el Programa de Educación
Ambiental realizado desde 1994 en el Parque Nacional Macarao entre la Fundación
Rotary – Macarao e INPARQUES, ha realizado una importante labor de
sensibilización ambiental, educación comunitaria y organización de las
comunidades. Este programa en los años recientes adicionalmente ha promovido el
desarrollo de programas de interpretación del patrimonio natural.
Finalmente, un caso de trabajo más diverso es
el realizado entre el Instituto Pedagógico de Caracas (Universidad Pedagógica
Experimental Libertador) e INPARQUES. En este caso la colaboración tiene una
mayor variedad de objetivos y contextos incluyendo: desarrollo de proyectos de
investigación e investigación-acción, interpretación ambiental, preparación de
orientaciones para el trabajo educativo, y capacitación de técnicos y profesionales
de INPARQUES (Moncada, 2000).
b.
Educación ambiental para la conservación de
especies, áreas y la concientización del valor de la diversidad biológica.
Los programas de educación para la
conservación de la biodiversidad cuyo objetivo trasciende la gestión de las
áreas protegidas, incluyen actividades realizadas por una gran cantidad de
instituciones en una gran variedad de contextos, incluyendo organismos del
gobierno venezolano, ONGs, universidades, museos, zoológicos y jardines
botánicos.
En un trabajo reciente (Álvarez, 1998) se
consiguieron 65 programas educativo-ambientalistas relacionados con la
conservación de la diversidad biológica realizados por más de cuarenta
instituciones diferentes. Estas actividades educativas están orientadas
principalmente a la protección de especies en peligro, el conocimiento y
valoración de la diversidad biológica, y al uso sostenible de especies y
ecosistemas.
Entre los primeros quizás el más conocido sea
el dirigido a la conservación de la biodiversidad neoespartana realizado por
Provita. En este programa se han
desarrollado una amplia variedad de actividades y proyectos integrados de
conservación y desarrollo que han logrado el conocimiento y valoración de las
especies regionales por las comunidades y autoridades locales. Teniendo además
un impacto positivo real sobre la conservación de las especies tales como la
cotorra margariteña.
Por su parte existen muchos programas
orientados al conocimiento y valoración de especies biológicas del país, que
incluyen: a) Publicaciones como la “Colección Diversidad Biológica” editada por
Fundambiente, así como la “Carta Ecológica” (desafortunadamente desaparecida)
publicada por PDVSA; b) Actividades itinerantes
como por ejemplo “Mamíferos de Venezuela” realizado por la Sociedad Conservacionista
Audubon de Venezuela; y c) Exposiciones y actividades especiales en Museos,
Zoológicos y Jardines Botánicos. Entre estos últimos destacan las exposiciones
“Extinción” y “Orinoco” presentadas por el Museo de Ciencias Naturales; y el
programa educativo “Mi Pequeño Planeta” del Parque Zoológico Gustavo Rivera.
Finalmente en el renglón de actividades
dirigidas al uso sostenible de especies y ecosistemas uno de los más exitosos
son las Granjas Integrales Sostenibles realizado por CENDI (Centro de
Investigación y Divulgación en Sistemas Sostenibles de Producción Agropecuaria)
una ONG asociada a la UNELLEZ. Este programa de desarrollo rural sostenible,
incluye entre algunas de sus áreas de trabajo la valoración y el uso sostenible
de especies y variedades animales y vegetales tales como plantas medicinales y
forrajeras, así como pequeños animales de granja (gallinas, conejos, etc.)
c.
Principales avance, dificultades y lecciones
aprendidas.
El principal de los avances que se ha podido
lograr, aún cuando su valoración es más un sentir que una evaluación adecuada
de este hecho, es que los últimos años se ha producido un aumento de la
sensibilidad de la población con respecto a los temas ambientales, y dentro de
este marco un incipiente conocimiento y valoración de los recursos de la
biodiversidad. Otros éxitos que se han logrado son los siguientes:
Ø Una gran cantidad y variedad de instituciones
han desarrollado experiencias exitosas en el campo de educación ambiental para
la conservación de la biodiversidad.
Ø En los últimos años se hace cada vez más
fuerte la tendencia a realizar programas cooperativos interinstitucionales y
alianzas estratégicas.
Ø Existe un incremento en la conciencia de los
profesionales de las instituciones a la necesidad de realizar programas que
cuenten con mecanismos adecuados de seguimiento y evaluación
Por otra parte, el análisis, producto del proceso llevado a
cabo ha permitido detectar las
siguientes dificultades:
Ø Escasez crónica de recursos económicos.
Ø Carencia de personal calificado que se dedique
al desarrollo de programas de educación ambiental.
Ø Actividades y programas sin continuidad, que
apuntan más hacia la acción momentánea sin visión de largo plazo.
Ø Ausencia de procesos y mecanismo de evaluación
de actividades y programas.
Ø Carencia de planes educativos específicos que
incidan en el logro de objetivos específicos de conservación.
Ø Poco reconocimiento de la Educación Ambiental
como factor de cambio. Esta no recibe la atención que merece, lo que se traduce
a que se utilice como elemento de denuncia y "moda" más que como
motivo de preocupación por el entorno.
Ø Pocos mecanismos de coordinación
interinstitucional y trabajo interdisciplinario. Tal situación genera múltiples
problemas de incomprensión y discrepancia entre los distintos actores
involucrados: educadores, gestores, usuarios, que no tienen un “lenguaje común”
que les permita plataformas de trabajo comunes.
Ø Muchos de los programas aún están basados en
los modelos de conservación de la naturaleza sin incorporación de las variables
sociales.
Ø No se ha incorporado la sociodiversidad y su
relación con la biodiversidad a los programas educativos.
A pesar de estas dificultades en el proceso se
ha logrado establecer algunos aspectos claves que podemos considerar lecciones
aprendidas: la canalización de la
educación ambiental como un instrumento clave para la solución de los problemas
de conservación de la biodiversidad; importancia del trabajo entre equipos
interdisciplinarios e interinstitucionales como base para afianzar los
objetivos de educación en cada área; necesidad de relacionar actores y socios
involucrados en los programas de educación ambiental, a fin de consolidar
acciones y estrategias que garanticen la continuidad, permanencia y
sistematización del proceso.
d.
Algunas
propuestas sugeridas.
Tomando en consideración por una parte, las experiencias realizadas, los logros
obtenidos y las lecciones aprendidas y por otra, las premisas contenidas en la
Constitución Nacional en relación con la Educación Ambiental, es posible
plantear las siguientes líneas de acción:
Ø Establecer una Estrategia Nacional de
Educación Ambiental que de cumplimiento al artículo 107 de la Constitución
Bolivariana. Este Plan deberá permitir articular los objetivos de la Estrategia
Nacional de Conservación y Utilización Sostenible de Diversidad Biológica
(ENDIBIO) para crear mecanismos que permitan la consolidación de los planes y programas de Educación Ambiental
que se llevan a cabo actualmente y propiciar la realización de nuevos programas
donde estos sean necesarios.
Ø Promover mecanismos de coordinación entre
todos los órganos ejecutores y actores involucrados en el uso y gestión de la
diversidad biológica.
Ø Fortalecimiento de las estructuras gerenciales
y ejecutorias existentes que sirven de base a los programas de Educación
Ambiental y participación comunitaria dentro de las instituciones
administradoras de áreas naturales protegidas y gestión de la biodiversidad
tanto silvestre como cultivada.
Ø Dar cumplimiento a los artículos 110 y 111 de
la Ley de Diversidad Biológica que compromete al Estado a incorporar en los
programas de estudio materias relacionadas con la conservación de la diversidad
biológica. Este proceso debe promover
además el uso de las áreas naturales protegidas como elementos fundamentales
del proceso educativo.
Ø Promover la realización de proyectos de
investigación educativa enfocados a la generación de nuevas metodologías y a la
validación de las existentes en el área de la Educación Ambiental y la
Participación Ciudadana.
Ø Promover el uso de medios de comunicación
masivos, así como el desarrollo de publicaciones divulgativas que permitan
popularizar el conocimiento de la diversidad biológica del país.
Ø Establecer mecanismos para incorporar el
conocimiento popular sobre la diversidad biológica en los diferentes programas
educativos.
Ø Garantizar la ejecución permanente de
programas de Educación Ambiental y Participación Comunitaria a través de la
búsqueda y adecuada canalización de los recursos económicos y humanos.
Ø Desarrollar políticas de formación,
capacitación y actualización del capital humano necesario para la ejecución
adecuada de los programas de Educación Ambiental.
BIBLIOGRAFÍA:
Enlaces
web.
Ø
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