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jueves, 9 de febrero de 2012

Lingüística Textual


REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOS LLANOS OCCIDENTALES
                    “EZEQUIEL ZAMORA”.
                    UNELLEZ-SOSA.




Lingüística Textual

                                              




DOCENTE:                                                                                                              BACHILLERES:
Lcda. Masiry Mujica.                                                                                                      Anyela Valero.
Bicki Ramírez.
Bilha Monzón.
Delia Sánchez.
Domingo Ramírez.
Jessica Araujo.
Leixa Zapata.

Lingüística General.

III semestre de Licenciatura en Educación Mención Castellano y Literatura.

Ciudad de Nutrias, julio de 2010.

INTRODUCCIÓN.

            La lingüística textual tiene como objeto de estudio al texto, su principal representante es T. Van Dijk, y tuvo sus inicios en la Europa central.
            Da consejos de cómo redactar y comprender textos, ya que son parte fundamental de ella la superestructura, la macroestructura y las macrorreglas.
            Además presenta un interesante plano de organización que nos orienta en la forma de ordenar las ideas en un texto para poder entenderlo o darlo a comprender.
            Es por ello, que la lingüística textual cumple un rol importantísimo en el desarrollo de un docente, y más aún si su especialización es el castellano. 

1.    LINGÜÍSTICA TEXTUAL.

            Con el nombre de lingüística textual se hace referencia a una disciplina cuyo objeto de estudio es el texto, entendido como acontecimiento comunicativo verbal con plenitud de sentido, que posee una serie de propiedades.
            Concebida como ciencia interdisciplinaria, la lingüística textual emerge a fines de los años 60 del siglo XX en las universidades de Europa Central, entre las que cabe destacar la Universidad de Constanza (Alemania). Se presenta como una lingüística cuyo objetivo es dar cuenta de la cohesión y coherencia de un texto, traspasando los límites de la oración.
            T. Van Dijk (1979) llamó la atención sobre el hecho de que la denominación de lingüística del texto no se refiere a una única disciplina, sino que este término se utiliza para etiquetar cualquier estudio que tenga como objeto el texto. En este sentido, la retórica es la forma más antigua de interés por el estudio del texto. Asimismo, los textos han sido durante mucho tiempo objeto de investigación de los estudios literarios, en los que la lingüística textual tiene un precursor importante, por cuanto recupera esa tradición filológica y retórica. Por otro lado, aunque en un principio se interesó por las producciones escritas, sus intereses tienden a converger con la disciplina denominada análisis del discurso, orientada en sus orígenes a las producciones orales.
            Aunque puede ser entendida como una disciplina auxiliar del análisis del discurso, la lingüística textual tiene una entidad propia, y su objeto de estudio, el texto, ha sido estudiado desde diferentes ópticas:
Ø  En su ámbito se han planteado distintas maneras de tratar el texto, como producto acabado o, desde una perspectiva cognitiva, en su proceso de producción e interpretación.
Ø  Por otro lado, desde distintos presupuestos, se han estudiado las propiedades que definen el texto, esto es, las propiedades básicas que hacen que un acto comunicativo verbal pueda ser entendido como tal.
Ø  Esta disciplina se plantea también el estudio de estructuras lingüísticas que trascienden los límites oracionales: la macroestructura y la superestructura, como estructuras globales del texto. 
Ø  Asimismo, la lingüística textual se interesa por la búsqueda de una clasificación de los tipos de texto. En este sentido, cabe destacar el planteamiento teórico que se basa en la combinatoria de secuencias textuales prototípicas para la elaboración de un texto, que se ha convertido en uno de los puntos de referencia más extendidos para el estudio de los tipos de texto.
            En la enseñanza de la lengua, las distintas aportaciones teóricas de la lingüística textual han supuesto una manera distinta de abordar la didáctica de las destrezas lingüísticas, sobre todo en lo que atañe a la comprensión y  producción de textos orales y escritos. Tales propuestas han supuesto discernir estrategias cognitivas y metacognitivas con el fin de mejorar la competencia discursiva de los aprendientes.

2.    NIVELES Y UNIDADES DE ANÁLISIS DE LA LENGUA: PLANOS DE ORGANIZACIÓN DE LA LENGUA.

            Los planos de organización textual hacen referencia a los niveles en que las unidades de un texto se combinan en la comunicación oral y escrita. Un texto estructura los elementos de que se compone en dos niveles fundamentalmente: el llamado plano global o nivel supraoracional o macrotextual, en cuanto a que da cuenta de cómo se produce y comprende un texto en su conjunto, y el llamado plano local, o nivel oracional o microtextual (actos de habla, enunciados, oraciones, palabras).
            En el marco de la lingüística del texto y del análisis del discurso, son numerosos los modelos teóricos que describen los planos, niveles,  módulos  o  dimensiones (denominaciones diversas según la teoría) en que se estructura un texto como unidad básica de comunicación. No obstante, no siempre coinciden el número de planos establecidos, su naturaleza, la jerarquía que se da entre ellos, ni los nombres que se proponen para un mismo plano. T. A. Van Dijk (1978), por ejemplo, distingue entre macroestructura y superestructura textual, por un lado, y microestructura, por otro, para hacer referencia con las dos primeras categorías a formas de organizar el contenido de un texto en su conjunto, y con la tercera categoría a los elementos que estructuran el texto a nivel de oración. J. M. Adam (1990, 1997), por su parte, distingue entre dos planos macro, el conjunto de oraciones y el componente pragmático, que a su vez están integrados por otros planos: en el conjunto de oraciones, incluye el plano de la textura lingüística y el de la estructura de la composición (secuencial y retórica); en el plano pragmático, diferencia entre la organización enunciativa, la organización semántico-referencial y la finalidad del texto. Para el análisis de la interacción oral, E. Roulet (1991, 1998) prefiere hablar de módulos, y distingue tres: el módulo lingüístico, el textual y el situacional, constituidos a su vez por varios submódulos. También los teóricos de la lingüística del texto anglogermánica han hecho propuestas de análisis multidimensional para estudiar el texto interrelacionando sus distintos niveles de estructuración (R. de Beaugrande 1984, Antos 1997).
            Aunque de forma general se distinga entre un plano global o macro y un plano local o micro de organización textual, ambos planos están imbricados en el texto, y su separación responde a razones de utilidad metodológica. Permite en la lingüística una teorización autónoma y parcialmente posible de cada nivel, al aislar unos determinados fenómenos y al mismo tiempo mantener su relación con otros. En el plano global se estudian los mecanismos y reglas que rigen la comprensión y producción del texto como un todo: tema del texto, orientación argumentativa, secuencias textuales que lo componen, etc. En el plano local, se analizan los aspectos fónico-gráficos, gramaticales y léxicos caracterizadores de un texto, y las unidades discursivas y pragmáticas microtextuales, como la articulación tema-rema o los actos de habla en que se descompone un texto.
            En la enseñanza-aprendizaje de lenguas, los planos de organización textual revelan los distintos ámbitos que la didáctica requiere abordar para lograr una adecuada competencia comunicativa. Cada plano se caracteriza por sistemas de conocimientos diferentes, independientes pero al mismo tiempo interrelacionados, que pueden ser objeto de enseñanza particular. El texto es una unidad compleja que no puede ser abordada pedagógicamente de forma global, pero cuyo aprendizaje exige tener en cuenta el conjunto. Considerar, pues, los planos globales y local de un texto permiten combinar sistemas de conocimientos distintos pero imbricados, y profundizar en cada uno de ellos desde un enfoque particular que solo adquiere sentido con respecto al todo.
3.    ESTRUCTURAS TEXTUALES.
            Se entiende por estructuras textuales los modos de organizar globalmente la información en un texto, tanto en cuanto a la forma como en cuanto al contenido. En otras palabras, las estructuras textuales hacen referencia a las partes que componen un texto, la denominada superestructura textual, y también al tema que aborda, la denominada macroestructura textual. La superestructura y la macroestructura tienen una propiedad común: no se definen con respecto a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino con respecto al texto en su conjunto o a determinados fragmentos de este. Esta es la razón por la que se habla de estructuras textuales o globales, diferenciadas de las estructuras locales o microestructuras en el nivel de las oraciones.
            En los modelos textuales de la lingüística anglosajona, y particularmente en el modelo desarrollado por T.A. Van Dijk (1977, 1978, 1980), el texto es descrito como una unidad de comunicación que organiza su contenido en el plano global en dos tipos de estructuras: la macroestructura y la superestructura textuales. La macroestructura textual da cuenta del contenido semántico que representa el tema del texto; por ejemplo, el título de una noticia constituye muchas veces la macroestructura de ese texto periodístico, si resume efectivamente la información presentada en el cuerpo de la noticia. En cambio, la superestructura textual representa el esquema de composición del texto, esto es, la forma como el contenido se organiza en partes reconocibles; así, en el texto de un relato periodístico, la superestructura estará constituida por las siguientes partes: episodio, antecedentes, reacciones verbales y conclusiones.
            La macroestructura y la superestructura, aunque son independientes como estructuras, se superponen; es decir, las partes del esqueleto formal o superestructura de un texto se rellenan con el contenido semántico de las macroproposiciones que resumen el sentido del texto o macroestructura. En el ejemplo del relato periodístico, cada una de las partes de la superestructura (episodio, antecedentes, etc.) adquiere sentido al relacionarse con los contenidos que conforman la macroestructura del texto. La suma de los contenidos de cada una de estas partes textuales da lugar a la macroestructura semántica global.
            Otro enfoque sobre el trabajo con estructuras textuales es el desarrollado desde la lingüística francesa. Tanto Adam (1992) como Charaudeau (1992) han descrito esquemas regulares de organización de la información en los textos. Adam distingue cinco tipos de «secuencias textuales» o formas características de estructurar el contenido de un texto: secuencia narrativa, descriptiva, argumentativa, explicativa y dialogada. A diferencia de las superestructuras textuales, las secuencias constituyen un nivel intermedio de estructuración, entre la oración y el texto. Por ello, en un mismo texto, según Adam, coexisten diversas secuencias, aunque siempre haya una que predomine sobre las demás. Por su parte, Charaudeau (1992) habla de «modos de organización del discurso», relacionados con funciones textuales como narrar, describir, argumentar, etc.
            En la didáctica de lenguas, el trabajo con estructuras textuales ha mostrado ser muy operativo en los procesos de composición y de interpretación de los textos, pues orientan a los interlocutores en la construcción del significado discursivo. Además, las macroestructuras y superestructuras tienen no solo un papel semántico o cognitivo, sino también uno comunicativo, de interacción y, por tanto, social. Es decir, las macroestructuras definen cuáles son los asuntos más importantes que tratar en cada género discursivo, y las superestructuras indican cómo organizar eficazmente en partes el contenido en una determinada situación de comunicación y qué tipo de información se relaciona con cada parte. Por ejemplo, conocer la superestructura de una carta comercial y saber discriminar las macroestructuras posibles para llenar de contenido cada una de sus partes aseguran que se consiga el propósito perseguido. En definitiva, tener en cuenta las estructuras textuales en la producción y comprensión ha permitido determinar estrategias cognitivas y metacognitivas superiores para el desarrollo de la competencia discursiva de los aprendientes.

3.1. Macroestructura.

            La macroestructura textual es el contenido semántico global que representa el sentido de un texto. Para que un texto se reciba como una unidad de comunicación ha de poseer un núcleo informativo fundamental, que es el asunto del que trata o tema. La macroestructura textual, pues, es un concepto cercano al de tema o asunto del texto, reinterpretados en el marco del análisis del discurso.
            La acuñación del concepto macroestructura se debe al lingüista holandés T. A. Van Dijk (1977, 1978, 1980). Según Van Dijk, el texto organiza su contenido en el plano global en dos tipos de estructuras: las denominadas macroestructura y superestructura textuales. La macroestructura constituye la estructura semántica del conjunto del texto; la superestructura representa la forma como se organiza la información en el texto, esto es, la estructura textual formal. Por ejemplo, en un cuento, la macroestructura se formula en términos del tema que trata (un viaje iniciático, un descubrimiento, una relación amorosa, etc.); por su parte, la superestructura define el esquema adoptado para abordar el tema textual: en el ejemplo, las partes constitutivas del cuento (situación inicial, nudo o complicación, acciones, etc.). Aunque macroestructura y superestructura se complementan, son estructuras textuales independientes entre sí. Un cuento tradicional, siguiendo con el ejemplo, presenta siempre la misma superestructura; en cambio, puede tratar muy distintos temas, es decir, puede presentar diferentes macroestructuras.
            Si una secuencia de oraciones carece de tema global o macroestructura, el conjunto es percibido como una sucesión de enunciados incoherentes, y, por lo tanto, no llega a constituirse como texto. La macroestructura, en este sentido, es un mecanismo de coherencia textual. El tema no tiene por qué estar nombrado explícitamente en el texto: si lo está hablamos de palabra temática u oración temática, que tiene la relevante función de poner al lector en condiciones de construir la macroestructura correcta, pues señala el probable tema del resto del discurso, de modo que ya no es necesario que el lector lo construya.
            El concepto de macroestructura es un concepto relativo: hace referencia tanto al tema global del texto como a temas locales que se desarrollan en determinados fragmentos. Al mismo tiempo, a modo de muñecas rusas, los subtemas de determinados fragmentos textuales pueden presentar también otros subtemas relacionados, que constituyen por lo tanto su propia macroestructura. De todos modos, en sentido estricto, la macroestructura del texto será la más general y global, mientras que determinadas partes del texto también podrán tener sendas macroestructuras locales. Como resultado se obtiene una estructura textual jerárquica de las macroestructuras en diferentes niveles. Dependerá de la extensión y de la diversidad de asuntos que aborde un texto el hecho de que presente una estructura semántica o macroestructura más o menos compleja y jerarquizada. Las frases del texto que expresan macroestructuras se denominan macroproposiciones secuencias de oraciones que resumen la información global del texto y de los fragmentos con entidad temática; a estas macroproposiciones se llega con la aplicación de las macrorreglas u operaciones cognitivas que realiza el lector u oyente para extraer la macroestructura de un texto.
            El concepto de macroestructura textual ha incidido en las prácticas de comprensión lectora y en general en el procesamiento de información. Para reducir y organizar grandes cantidades de información (sea en la producción o en la recepción), es útil conocer los mecanismos por los que es posible construir discursos coherentes, en tanto que presentan un sentido global, con diferentes niveles de especificidad o macroestructuras.

3.2. Superestructura.

            La superestructura es la estructura formal que representa las partes en que se organiza el contenido de un texto. Es, pues, el esqueleto reconocible que caracteriza un género discursivo, por su forma habitual y por ello convencional de estructurar la información: organiza las secuencias de frases y les asigna una función específica en la comunicación.
            La noción de superestructura se utiliza en los modelos textuales de la lingüística anglosajona, y en particular en la teoría desarrollada por T. A. Van Dijk (1978, 1980), para dar cuenta de la forma que presenta el conjunto del texto. Según Van Dijk, el texto estructura su contenido en el plano global en dos tipos de estructuras: las denominadas macroestructura y superestructura textuales. Mientras la macroestructura resume el contenido global, la superestructura representa la forma que adopta el discurso.
            En la superestructura, las frases de un texto se organizan en un esquema constituido por categorías funcionales, unas opcionales y otras obligatorias. Por ejemplo, para las noticias periodísticas, Van Dijk (1978) propone una superestructura hipotética constituida por dos categorías superiores, el  resumen y el relato, que, a su vez, contienen otras categorías funcionales: el resumen de una noticia contiene un titular y un encabezamiento; el relato se construye a partir de una situación (que puede constar de un episodio y antecedentes) y de comentarios (constituidos, a su vez, por reacciones verbales y conclusiones). Independientemente de su contenido (es decir, de la macroestructura: se trate, por ejemplo, de un enlace matrimonial, de un acuerdo político o de un descubrimiento científico), el esquema estructural básico de una noticia constituye una superestructura, en el sentido de que siempre presenta el mismo esquema formal.
            La superestructura como esquema básico que organiza la información contenida en un texto lo clasifica dentro de un tipo. Según Van Dijk, determinados tipos de textos responden a un esquema estructural básico (como la narración o la argumentación), mientras que otros no presentan una estructura convencional clara (el texto poético, por ejemplo). No obstante, puede distinguirse una serie de superestructuras convencionales, es decir, que la mayoría de hablantes de una lengua conoce o reconoce. Algunos autores (Charaudeau, 1992, Charaudeau y Maingueneau, 2002) han planteado el inconveniente de aplicar la noción de superestructura tanto a esquemas de organización del discurso muy generales (la narración, la argumentación) como a géneros de discurso particulares (artículo científico, soneto, etc.). La noción recubre unidades textuales muy diferentes, por lo que parecería más operativo reservarla para la organización de los géneros discursivos particulares, y trabajar con el concepto de secuencia textual en los otros casos.
            En didáctica de lenguas, las superestructuras esquemáticas ofrecen la posibilidad de elaborar un texto a partir de un esquema preestablecido convencionalmente. Además, el receptor, mediante el conocimiento de la superestructura, puede hacer hipótesis antes de la lectura y durante ella sobre el tipo de información que queda por procesar: por ejemplo, en una receta de cocina, después de los ingredientes, se esperan las instrucciones sobre el modo y el tiempo de elaboración. Por lo tanto, las superestructuras organizan cognitivamente el proceso de lectura, comprensión y (re-)producción de los géneros discursivos. Partir de estructuras globales en la producción y comprensión de textos, en definitiva, ha permitido determinar estrategias cognitivas y metacognitivas superiores para el desarrollo de la competencia discursiva de los aprendientes.

3.3. Macrorreglas.

            Se entiende por macrorreglas textuales las operaciones cognitivas que realiza el lector u oyente con el fin de extraer la información relevante de un texto y poder así formular el tema del que trata.
            El concepto de macrorreglas ha sido acuñado por el lingüista holandés T. A. van Dijk (1977) con el objetivo de describir las «reglas» que se aplican al conjunto de proposiciones que forman un texto para obtener su macroestructura, entendida esta como el contenido semántico que resume el sentido del texto. T. A. van Dijk distingue las cuatro macrorreglas siguientes:
Ø  Supresión u omisión: dada una secuencia de proposiciones, se suprime la información que no es necesaria para interpretar lo que sigue en el texto. En el ejemplo [Pasó una chica. Llevaba un vestido verde. De repente, tropezó.], se puede suprimir la proposición [Llevaba un vestido verde], porque el resto del discurso no presupone esa información, ya que no desempeña un papel en la interpretación de las oraciones; por lo tanto, no figurará en la formulación del resumen o macroestructura del texto.
Ø  Selección: se selecciona la información relevante dentro del sentido global del discurso; constituye el reverso de la operación anterior. En el ejemplo presentado, se seleccionarían las proposiciones [Pasó una chica] y [De repente, tropezó] porque son necesarias para construir el sentido global o tema del discurso: el texto del ejemplo trata de una chica que tropieza.
Ø  Generalización: se abstraen las características particulares de una serie de objetos, lugares o personas, extrayendo lo que es común (de este modo, se suelen sustituir los hipónimos por un hiperónimo). Del ejemplo [En el suelo había una muñeca, y un tren de madera. Dispersos se encontraban también algunos puzles], se puede derivar una macroproposición como [En el suelo había juguetes], que constituye el tema del discurso o macroestructura a partir de la generalización.
Ø  Integración o construcción: se funden en uno dos conceptos constitutivos; el concepto que resume la secuencia no necesariamente tiene que estar presente en el texto, porque forma parte de nuestro conocimiento del mundo. En el ejemplo [Fui a la estación. Compré un billete. Me acerqué al andén. Subí al tren. El tren partió.], al aplicar la regla de construcción se obtiene la siguiente macroproposición: [Viajé en tren].
            En la realización de operaciones textuales hay que destacar que las macrorreglas, además de poder aplicarse repetidamente, de forma recursiva, cumplen el principio de implicación semántica o vinculación. Es decir, la regla de supresión anula la información secundaria o incidental, en tanto que las reglas de selección, generalización y construcción establecen las relaciones de conexión entre proposiciones y secuencias de frases. Puede simplificarse la explicación de estos procedimientos utilizando únicamente las reglas de supresión, generalización y construcción, propuestas con posterioridad (Van Dijk, 1980), pues la supresión y la selección constituyen operaciones cognitivamente muy imbricadas. Además, es necesario destacar que la construcción del sentido global o macroestructura de un texto depende en última instancia del destinatario, quien aplicará las macrorreglas en función de sus intereses, su intención, su conocimiento del mundo, sus deseos, normas y valores. Cada lector u oyente, por lo tanto, encontrará importantes o pertinentes diferentes aspectos del mismo texto.
            En la didáctica de lenguas, la consideración de las macrorreglas textuales ha incidido en las prácticas de comprensión lectora y en general en el procesamiento de información. En cuanto a las primeras, las macrorreglas han sido equiparadas a unas estrategias de comprensión, si bien no se ha efectuado una propuesta sistemática, basada en el marco conceptual, de aplicación pedagógica de las macrorreglas. En cuanto al procesamiento informativo, se ha visto la utilidad de que los aprendientes conozcan los mecanismos que permiten extraer la información relevante de un texto, su contenido semántico o macroestructura, a fin de que sean capaces de reducir y organizar grandes cantidades de información (sea en la producción o en la recepción). Ello permite explicar la forma como cada individuo interpreta los textos y les asigna un sentido, y diseñar en consecuencia una determinada acción didáctica.

CONCLUSIÓN.

            La lingüística textual cumple un función muy destacada hoy en día, aunque no nos demos cuenta, es por ella, que se pueden organizar y comprender mejor los escritos y tiene mucho que ver también con la orientación de los discursos, aunque eso no le pertenece a ella.
            Por eso unos conceptos claves refrescaran nuestras ideas:
Ø  Lingüística textual se hace referencia a una disciplina cuyo objeto de estudio es el texto.
Ø  Los planos de organización textual hacen referencia a los niveles en que las unidades de un texto se combinan en la comunicación oral y escrita.
Ø  Estructuras textuales son los modos de organizar globalmente la información en un texto, tanto en cuanto a la forma como en cuanto al contenido.
Ø  La macroestructura textual es el contenido semántico global que representa el sentido de un texto.
Ø  La superestructura es la estructura formal que representa las partes en que se organiza el contenido de un texto.
Ø  Se entiende por macrorreglas textuales las operaciones cognitivas que realiza el lector u oyente con el fin de extraer la información relevante de un texto y poder así formular el tema del que trata
         
BIBLIOGRAFÍA.

            Enlaces web.

Ø  http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/linguisticatextual.htm
Ø  http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/planosorganizaciontextual.htm
Ø  http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/estructuratextual.htm
Ø  http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/superestructuratextual.htm
Ø  http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/macroestructuratextual.htm
Ø  http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/macrorreglastextuales.htm

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