MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA
EDUCACIÓN UNIVERSITARIA.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOS
LLANOS OCCIDENTALES
“EZEQUIEL ZAMORA”.
UNELLEZ-SOSA.
Lingüística Textual
DOCENTE: BACHILLERES:
Lcda. Masiry Mujica. Anyela Valero.
Bicki Ramírez.
Bilha Monzón.
Delia Sánchez.
Domingo Ramírez.
Jessica Araujo.
Leixa Zapata.
Lingüística General.
III semestre de Licenciatura en Educación Mención
Castellano y Literatura.
Ciudad
de Nutrias, julio de 2010.
INTRODUCCIÓN.
La lingüística textual tiene como
objeto de estudio al texto, su principal representante es T. Van Dijk, y tuvo
sus inicios en la Europa central.
Da consejos de cómo redactar y
comprender textos, ya que son parte fundamental de ella la superestructura, la
macroestructura y las macrorreglas.
Además presenta un interesante plano
de organización que nos orienta en la forma de ordenar las ideas en un texto
para poder entenderlo o darlo a comprender.
Es por ello, que la lingüística
textual cumple un rol importantísimo en el desarrollo de un docente, y más aún
si su especialización es el castellano.
1.
LINGÜÍSTICA
TEXTUAL.
Con el
nombre de lingüística textual se hace referencia a una disciplina cuyo objeto
de estudio es el texto, entendido
como acontecimiento comunicativo verbal con plenitud de sentido, que posee una
serie de propiedades.
Concebida
como ciencia interdisciplinaria, la lingüística textual emerge a fines de los
años 60 del siglo XX en las universidades de Europa
Central, entre las que cabe destacar la Universidad de Constanza (Alemania). Se
presenta como una lingüística cuyo objetivo es dar cuenta de la cohesión y coherencia de un texto, traspasando los límites
de la oración.
T. Van
Dijk (1979) llamó la atención sobre el hecho de que la denominación de
lingüística del texto no se refiere a una única disciplina, sino que este
término se utiliza para etiquetar cualquier estudio que tenga como objeto el
texto. En este sentido, la retórica es la forma más antigua de interés por
el estudio del texto. Asimismo, los textos han sido durante mucho tiempo objeto
de investigación de los estudios literarios, en los que la lingüística textual
tiene un precursor importante, por cuanto recupera esa tradición filológica y
retórica. Por otro lado, aunque en un principio se interesó por las
producciones escritas, sus intereses tienden a converger con la disciplina
denominada análisis del discurso,
orientada en sus orígenes a las producciones orales.
Aunque
puede ser entendida como una disciplina auxiliar del análisis del discurso, la
lingüística textual tiene una entidad propia, y su objeto de estudio, el texto,
ha sido estudiado desde diferentes ópticas:
Ø
En
su ámbito se han planteado distintas maneras de tratar el texto, como producto
acabado o, desde una perspectiva cognitiva, en su proceso de producción e interpretación.
Ø
Por
otro lado, desde distintos presupuestos, se han estudiado las propiedades que
definen el texto, esto es, las propiedades básicas que hacen que un acto
comunicativo verbal pueda ser entendido como tal.
Ø
Esta
disciplina se plantea también el estudio de estructuras lingüísticas que
trascienden los límites oracionales: la macroestructura y la superestructura,
como estructuras globales del texto.
Ø
Asimismo,
la lingüística textual se interesa por la búsqueda de una clasificación de los tipos de texto. En este sentido, cabe
destacar el planteamiento teórico que se basa en la combinatoria de secuencias textuales prototípicas para la elaboración de un texto, que
se ha convertido en uno de los puntos de referencia más extendidos para el
estudio de los tipos de texto.
En la
enseñanza de la lengua, las distintas aportaciones teóricas de la lingüística
textual han supuesto una manera distinta de abordar la didáctica de las destrezas lingüísticas, sobre todo en
lo que atañe a la comprensión y producción de textos orales y escritos.
Tales propuestas han supuesto discernir estrategias
cognitivas y metacognitivas con el fin de mejorar la competencia discursiva de los aprendientes.
2.
NIVELES
Y UNIDADES DE ANÁLISIS DE LA LENGUA: PLANOS DE ORGANIZACIÓN DE LA LENGUA.
Los planos de organización textual
hacen referencia a los niveles en que las unidades de un texto se
combinan en la comunicación oral y escrita. Un texto estructura los
elementos de que se compone en dos niveles fundamentalmente: el
llamado plano global o nivel supraoracional o macrotextual, en cuanto
a que da cuenta de cómo se produce y comprende un texto en su conjunto, y el
llamado plano local, o nivel oracional o microtextual (actos de habla,
enunciados, oraciones, palabras).
En el marco de la lingüística
del texto y del análisis del discurso, son numerosos los modelos
teóricos que describen los planos, niveles, módulos o dimensiones (denominaciones
diversas según la teoría) en que se estructura un texto como unidad básica de
comunicación. No obstante, no siempre coinciden el número de planos
establecidos, su naturaleza, la jerarquía que se da entre ellos, ni los nombres
que se proponen para un mismo plano. T. A. Van Dijk (1978), por ejemplo,
distingue entre macroestructura y superestructura textual,
por un lado, y microestructura, por otro, para hacer referencia con
las dos primeras categorías a formas de organizar el contenido de un texto en
su conjunto, y con la tercera categoría a los elementos que estructuran el
texto a nivel de oración. J. M. Adam (1990, 1997), por su parte, distingue
entre dos planos macro, el conjunto de oraciones y
el componente pragmático, que a su vez están integrados por otros planos:
en el conjunto de oraciones, incluye el plano de la textura
lingüística y el de la estructura de la composición (secuencial
y retórica); en el plano pragmático, diferencia entre
la organización enunciativa, la organización semántico-referencial y
la finalidad del texto. Para el análisis de la interacción oral, E.
Roulet (1991, 1998) prefiere hablar de módulos, y distingue tres:
el módulo lingüístico, el textual y
el situacional, constituidos a su vez por varios submódulos. También
los teóricos de la lingüística del texto anglogermánica han hecho propuestas de
análisis multidimensional para estudiar el texto interrelacionando sus
distintos niveles de estructuración (R. de Beaugrande 1984, Antos 1997).
Aunque de forma general se distinga
entre un plano global o macro y un plano
local o micro de organización textual, ambos planos están
imbricados en el texto, y su separación responde a razones de utilidad
metodológica. Permite en la lingüística una teorización autónoma y parcialmente
posible de cada nivel, al aislar unos determinados fenómenos y al mismo tiempo
mantener su relación con otros. En el plano global se estudian los
mecanismos y reglas que rigen la comprensión y producción del texto como un
todo: tema del texto, orientación argumentativa, secuencias textuales que
lo componen, etc. En el plano local, se analizan los aspectos
fónico-gráficos, gramaticales y léxicos caracterizadores de un texto, y las
unidades discursivas y pragmáticas microtextuales, como la articulación
tema-rema o los actos de habla en que se descompone un texto.
En la enseñanza-aprendizaje de
lenguas, los planos de organización textual revelan los distintos ámbitos que
la didáctica requiere abordar para lograr una adecuada competencia
comunicativa. Cada plano se caracteriza por sistemas de conocimientos diferentes,
independientes pero al mismo tiempo interrelacionados, que pueden ser objeto de
enseñanza particular. El texto es una unidad compleja que no puede ser abordada
pedagógicamente de forma global, pero cuyo aprendizaje exige tener en cuenta el
conjunto. Considerar, pues, los planos globales y local de un
texto permiten combinar sistemas de conocimientos distintos pero imbricados, y
profundizar en cada uno de ellos desde un enfoque particular que solo adquiere
sentido con respecto al todo.
3.
ESTRUCTURAS
TEXTUALES.
Se
entiende por estructuras textuales los modos de organizar globalmente la
información en un texto, tanto en
cuanto a la forma como en cuanto al contenido. En otras palabras, las
estructuras textuales hacen referencia a las partes que componen un texto, la
denominada superestructura
textual, y también al tema que aborda, la denominada macroestructura textual. La
superestructura y la macroestructura tienen una propiedad común: no se definen
con respecto a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino con respecto
al texto en su conjunto o a determinados fragmentos de este. Esta es la razón
por la que se habla de estructuras textuales o globales, diferenciadas de las
estructuras locales o microestructuras en el nivel de las oraciones.
En los
modelos textuales de la lingüística anglosajona, y particularmente en el modelo
desarrollado por T.A. Van Dijk (1977, 1978, 1980), el texto es descrito como
una unidad de comunicación que
organiza su contenido en el plano global en dos tipos de estructuras: la
macroestructura y la superestructura textuales. La macroestructura textual da
cuenta del contenido semántico que representa el tema del texto; por ejemplo, el título
de una noticia constituye muchas veces la macroestructura de ese texto
periodístico, si resume efectivamente la información presentada en el cuerpo de
la noticia. En cambio, la superestructura textual representa el esquema de
composición del texto, esto es, la forma como el contenido se organiza en
partes reconocibles; así, en el texto de un relato periodístico, la
superestructura estará constituida por las siguientes partes: episodio,
antecedentes, reacciones verbales y conclusiones.
La
macroestructura y la superestructura, aunque son independientes como
estructuras, se superponen; es decir, las partes del esqueleto formal o
superestructura de un texto se rellenan con el contenido semántico de las macroproposiciones que resumen el sentido del texto o
macroestructura. En el ejemplo del relato periodístico, cada una de las partes
de la superestructura (episodio, antecedentes, etc.) adquiere sentido al
relacionarse con los contenidos que conforman la macroestructura del texto. La
suma de los contenidos de cada una de estas partes textuales da lugar a la
macroestructura semántica global.
Otro
enfoque sobre el trabajo con estructuras textuales es el desarrollado desde la
lingüística francesa. Tanto Adam (1992) como Charaudeau (1992) han descrito
esquemas regulares de organización de la información en los textos. Adam
distingue cinco tipos de «secuencias textuales» o formas características de
estructurar el contenido de un texto: secuencia narrativa, descriptiva,
argumentativa, explicativa y dialogada. A diferencia de las superestructuras
textuales, las secuencias constituyen un nivel intermedio de estructuración,
entre la oración y el texto. Por ello, en un mismo texto, según Adam, coexisten
diversas secuencias, aunque siempre haya una que predomine sobre las demás. Por
su parte, Charaudeau (1992) habla de «modos de organización del discurso»,
relacionados con funciones textuales como narrar, describir, argumentar, etc.
En la
didáctica de lenguas, el trabajo con estructuras textuales ha mostrado ser muy
operativo en los procesos de composición y de interpretación de los textos,
pues orientan a los interlocutores en la construcción del significado discursivo. Además, las
macroestructuras y superestructuras tienen no solo un papel semántico o
cognitivo, sino también uno comunicativo, de interacción y, por tanto, social.
Es decir, las macroestructuras definen cuáles son los asuntos más importantes
que tratar en cada género
discursivo, y las superestructuras indican cómo organizar eficazmente en partes
el contenido en una determinada situación de comunicación y qué tipo de
información se relaciona con cada parte. Por ejemplo, conocer la
superestructura de una carta comercial y saber discriminar las macroestructuras
posibles para llenar de contenido cada una de sus partes aseguran que se
consiga el propósito perseguido. En definitiva, tener en cuenta las estructuras
textuales en la producción y comprensión ha permitido determinar estrategias cognitivas y metacognitivas
superiores para el desarrollo de la competencia
discursiva de los aprendientes.
3.1. Macroestructura.
La
macroestructura textual es el contenido semántico global que representa el sentido de un texto. Para que un texto se reciba
como una unidad de comunicación ha de poseer un núcleo informativo
fundamental, que es el asunto del que trata o tema. La macroestructura textual,
pues, es un concepto cercano al de tema o asunto del texto, reinterpretados en
el marco del análisis del
discurso.
La
acuñación del concepto macroestructura se debe al lingüista holandés
T. A. Van Dijk (1977, 1978, 1980). Según Van Dijk, el texto organiza su
contenido en el plano global en dos tipos de estructuras:
las denominadas macroestructura y superestructura textuales. La macroestructura
constituye la estructura semántica del conjunto del texto; la superestructura
representa la forma como se organiza la información en el texto, esto es, la
estructura textual formal. Por ejemplo, en un cuento, la macroestructura se
formula en términos del tema que trata (un viaje iniciático, un descubrimiento,
una relación amorosa, etc.); por su parte, la superestructura define el esquema
adoptado para abordar el tema textual: en el ejemplo, las partes constitutivas
del cuento (situación inicial, nudo o complicación, acciones, etc.). Aunque
macroestructura y superestructura se complementan, son estructuras textuales
independientes entre sí. Un cuento tradicional, siguiendo con el ejemplo,
presenta siempre la misma superestructura; en cambio, puede tratar muy
distintos temas, es decir, puede presentar diferentes macroestructuras.
Si una
secuencia de oraciones carece de tema global o macroestructura, el conjunto es
percibido como una sucesión de enunciados incoherentes, y, por lo tanto, no
llega a constituirse como texto. La macroestructura, en este sentido, es un
mecanismo de coherencia textual. El tema no tiene por qué
estar nombrado explícitamente en el texto: si lo está hablamos de palabra
temática u oración temática, que tiene la relevante función de poner al lector
en condiciones de construir la macroestructura correcta, pues señala el probable tema del resto
del discurso, de modo que ya no es necesario que el lector lo construya.
El
concepto de macroestructura es un concepto relativo: hace referencia tanto al tema global
del texto como a temas locales que se desarrollan en determinados fragmentos.
Al mismo tiempo, a modo de muñecas rusas, los subtemas de determinados
fragmentos textuales pueden presentar también otros subtemas relacionados, que
constituyen por lo tanto su propia macroestructura. De todos modos, en sentido
estricto, la macroestructura del texto será la más general y global, mientras
que determinadas partes del texto también podrán tener sendas macroestructuras
locales. Como resultado se obtiene una estructura textual jerárquica de las
macroestructuras en diferentes niveles. Dependerá de la extensión y de la
diversidad de asuntos que aborde un texto el hecho de que presente una
estructura semántica o macroestructura más o menos compleja y jerarquizada. Las
frases del texto que expresan macroestructuras se denominan macroproposiciones secuencias de oraciones que resumen la
información global del texto y de los fragmentos con entidad temática; a estas
macroproposiciones se llega con la aplicación de las macrorreglas u operaciones cognitivas que realiza
el lector u oyente para extraer la macroestructura de un texto.
El
concepto de macroestructura textual ha incidido en las prácticas de comprensión
lectora y en general en el procesamiento de información. Para reducir y
organizar grandes cantidades de información (sea en la producción o en la
recepción), es útil conocer los mecanismos por los que es posible construir
discursos coherentes, en tanto que presentan un sentido global, con diferentes
niveles de especificidad o macroestructuras.
3.2. Superestructura.
La
superestructura es la estructura formal que representa las partes en que se
organiza el contenido de un texto.
Es, pues, el esqueleto reconocible que caracteriza un género discursivo, por su forma
habitual y por ello convencional de estructurar la información: organiza las
secuencias de frases y les asigna una función específica en la comunicación.
La
noción de superestructura se utiliza en los modelos textuales de la lingüística
anglosajona, y en particular en la teoría desarrollada por T. A. Van Dijk
(1978, 1980), para dar cuenta de la forma que presenta el conjunto del texto.
Según Van Dijk, el texto estructura su contenido en el plano global en dos tipos de estructuras: las denominadas macroestructura y superestructura textuales. Mientras la
macroestructura resume el contenido global, la superestructura representa la
forma que adopta el discurso.
En la
superestructura, las frases de un texto se organizan en un esquema constituido
por categorías funcionales, unas opcionales y otras obligatorias. Por ejemplo,
para las noticias periodísticas, Van Dijk (1978) propone una superestructura
hipotética constituida por dos categorías superiores, el resumen y el
relato, que, a su vez, contienen otras categorías funcionales: el resumen de
una noticia contiene un titular y un encabezamiento; el relato se construye a
partir de una situación (que puede constar de un episodio y antecedentes) y de
comentarios (constituidos, a su vez, por reacciones verbales y conclusiones).
Independientemente de su contenido (es decir, de la macroestructura: se trate,
por ejemplo, de un enlace matrimonial, de un acuerdo político o de un
descubrimiento científico), el esquema estructural básico de una noticia
constituye una superestructura, en el sentido de que siempre presenta el mismo
esquema formal.
La
superestructura como esquema básico que organiza la información contenida en un
texto lo clasifica dentro de un tipo.
Según Van Dijk, determinados tipos de textos responden a un esquema estructural
básico (como la narración o la argumentación), mientras que otros no presentan
una estructura convencional clara (el texto poético, por ejemplo). No obstante,
puede distinguirse una serie de superestructuras convencionales, es decir, que
la mayoría de hablantes de una lengua conoce o reconoce. Algunos autores
(Charaudeau, 1992, Charaudeau y Maingueneau, 2002) han planteado el
inconveniente de aplicar la noción de superestructura tanto a esquemas de
organización del discurso muy generales (la narración, la argumentación) como a
géneros de discurso particulares (artículo científico, soneto, etc.). La noción
recubre unidades textuales muy diferentes, por lo que parecería más operativo
reservarla para la organización de los géneros discursivos particulares, y
trabajar con el concepto de secuencia
textual en los otros casos.
En
didáctica de lenguas, las superestructuras esquemáticas ofrecen la posibilidad
de elaborar un texto a partir de un esquema preestablecido convencionalmente.
Además, el receptor, mediante el conocimiento de la superestructura, puede
hacer hipótesis antes de la lectura y durante ella
sobre el tipo de información que queda por procesar: por ejemplo, en una receta
de cocina, después de los ingredientes, se esperan las instrucciones sobre el
modo y el tiempo de elaboración. Por lo tanto, las superestructuras organizan
cognitivamente el proceso de lectura, comprensión y (re-)producción de los
géneros discursivos. Partir de estructuras globales en la producción y
comprensión de textos, en definitiva, ha permitido determinar estrategias cognitivas y metacognitivas superiores para el desarrollo de la competencia discursiva de los aprendientes.
3.3. Macrorreglas.
Se
entiende por macrorreglas textuales las operaciones cognitivas que realiza el
lector u oyente con el fin de extraer la información relevante de un texto y
poder así formular el tema del que trata.
El
concepto de macrorreglas ha sido acuñado por el lingüista holandés T. A. van
Dijk (1977) con el objetivo de describir las «reglas» que se aplican al
conjunto de proposiciones que forman un texto para obtener su macroestructura, entendida esta como
el contenido semántico que resume el sentido del texto. T. A. van Dijk
distingue las cuatro macrorreglas siguientes:
Ø
Supresión
u omisión: dada una secuencia de proposiciones, se suprime la información que
no es necesaria para interpretar lo que sigue en el texto. En el ejemplo [Pasó una chica. Llevaba un vestido verde. De repente,
tropezó.], se puede
suprimir la proposición [Llevaba un vestido verde], porque el resto del discurso no
presupone esa información, ya que no desempeña un papel en la interpretación de
las oraciones; por lo tanto, no figurará en la formulación del resumen o
macroestructura del texto.
Ø
Selección:
se selecciona la información relevante dentro del sentido global del discurso;
constituye el reverso de la operación anterior. En el ejemplo presentado, se
seleccionarían las proposiciones [Pasó una chica] y [De repente, tropezó] porque son necesarias para construir
el sentido global o tema del discurso: el texto del
ejemplo trata de una chica que tropieza.
Ø
Generalización:
se abstraen
las características particulares de una serie de objetos, lugares o personas,
extrayendo lo que es común (de este modo, se suelen sustituir los hipónimos por
un hiperónimo). Del ejemplo [En el suelo había una muñeca, y un
tren de madera. Dispersos se encontraban también algunos puzles], se puede derivar una macroproposición
como [En el suelo había juguetes], que constituye el tema del discurso o
macroestructura a partir de la generalización.
Ø
Integración
o construcción: se funden en uno dos conceptos constitutivos; el concepto que
resume la secuencia no necesariamente tiene que estar presente en el texto,
porque forma parte de nuestro conocimiento del mundo. En el ejemplo [Fui
a la estación. Compré un billete. Me acerqué al andén. Subí al tren. El tren
partió.], al aplicar
la regla de construcción se obtiene la siguiente macroproposición: [Viajé
en tren].
En la
realización de operaciones textuales hay que destacar que las macrorreglas,
además de poder aplicarse repetidamente, de forma recursiva, cumplen el
principio de implicación semántica o vinculación. Es decir, la regla de
supresión anula la información secundaria o incidental, en tanto que las reglas
de selección, generalización y construcción establecen las relaciones de
conexión entre proposiciones y secuencias de frases. Puede simplificarse la
explicación de estos procedimientos utilizando únicamente las reglas de
supresión, generalización y construcción, propuestas con posterioridad (Van
Dijk, 1980), pues la supresión y la selección constituyen operaciones cognitivamente
muy imbricadas. Además, es necesario destacar que la construcción del sentido
global o macroestructura de un texto depende en última instancia del
destinatario, quien aplicará las macrorreglas en función de sus intereses, su
intención, su conocimiento del mundo, sus deseos, normas y valores. Cada lector
u oyente, por lo tanto, encontrará importantes o pertinentes diferentes
aspectos del mismo texto.
En la
didáctica de lenguas, la consideración de las macrorreglas textuales ha
incidido en las prácticas de comprensión
lectora y en general en el
procesamiento de información. En cuanto a las primeras, las macrorreglas han
sido equiparadas a unas estrategias de comprensión, si bien no se ha efectuado
una propuesta sistemática, basada en el marco conceptual, de aplicación
pedagógica de las macrorreglas. En cuanto al procesamiento informativo, se ha
visto la utilidad de que los aprendientes conozcan los mecanismos que permiten
extraer la información relevante de un texto, su contenido semántico o macroestructura,
a fin de que sean capaces de reducir y organizar grandes cantidades de
información (sea en la producción o en la recepción). Ello permite explicar la
forma como cada individuo interpreta los textos y les asigna un sentido, y
diseñar en consecuencia una determinada acción didáctica.
CONCLUSIÓN.
La lingüística textual cumple un
función muy destacada hoy en día, aunque no nos demos cuenta, es por ella, que
se pueden organizar y comprender mejor los escritos y tiene mucho que ver
también con la orientación de los discursos, aunque eso no le pertenece a ella.
Por eso unos conceptos claves
refrescaran nuestras ideas:
Ø Lingüística
textual se hace referencia a una disciplina cuyo objeto de estudio es el texto.
Ø Los
planos de organización textual hacen referencia a los niveles en que las
unidades de un texto se combinan en la comunicación oral y
escrita.
Ø Estructuras
textuales son los modos de organizar globalmente la información en un texto, tanto en cuanto a la forma como
en cuanto al contenido.
Ø La
macroestructura textual es el contenido semántico global que representa el sentido de un texto.
Ø La
superestructura es la estructura formal que representa las partes en que se
organiza el contenido de un texto.
Ø Se
entiende por macrorreglas textuales las operaciones cognitivas que realiza el
lector u oyente con el fin de extraer la información relevante de un texto y
poder así formular el tema del que trata
BIBLIOGRAFÍA.
Enlaces
web.
Ø http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/linguisticatextual.htm
Ø http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/planosorganizaciontextual.htm
Ø http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/estructuratextual.htm
Ø http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/superestructuratextual.htm
Ø http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/macroestructuratextual.htm
Ø http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/macrorreglastextuales.htm
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