LA HISTORIA COMO GÉNERO LITERARIO
Al iniciar
cualquier tipo de consideración sobre la palabra Historia, surgen dos
posibilidades: el considerarla como una ciencia o como un género literario.
Como ciencia se puede entender la Historia el sentido de un «sistema de
conocimientos verdaderos y ciertos que el hombre puede poseer acerca de los
hechos realizados por la humanidad en el tiempo y en el espacio». Y como género
literario «es la exacta, animada, interesante y bella narración de los hechos».
La historia
es la investigación de los hechos humanos, de los resultados del hombre por
conseguir la belleza, la verdad y la perfección en el mundo, y al mismo tiempo
la exposición normalmente escrita de todo ello. Según las distintas épocas, se
ha tenido en cuenta principalmente el aspecto de investigación o el de
narración. De modo general, se puede afirmar que el considerar como más
importante la narración, es decir, la idea de historia como género literario,
imperó en la Antigüedad y poco a poco ha ido cediendo terreno al otro aspecto,
hoy casi únicamente en vigor.
Constituye
la historia por sí misma un género didáctico y por sus especiales
circunstancias se distingue de todos los demás, siendo el más artístico y
poético. En sus comienzos se confundía con la poesía y la fábula y se
transmitía por vía oral. Más tarde se escribieron los anales, las efemérides y
las crónicas, de las que se encargaban unos servicios especiales que para este
efecto existían en los reinos. Grecia y Roma fueron los pueblos que más y mejor
han cultivado el género. La historia presenta muchas afinidades con la poesía y
la novela. Es la dramática real, por lo que exige que su estilo, sin apartarse
de la verdad científica ni perder la serenidad y grandeza de lo didáctico, goce
de gran libertad y pueda usar ciertos adornos estéticos. De la poesía la
distingue, sin embargo, la ausencia de toda ficción en la creación literaria.
Aunque se da en ella gravemente la fantasía reproductiva, no admite la
creadora. Esta es la razón de que no se pueda permitir a los historiadores el
vicio de hacer hablar a sus personajes cosas que en realidad no dijeron.
Refiriéndose
al estilo histórico, dice Revilla, «sin dejar de ser didáctico, esto es, grave,
severo y elevado, puede ser vivo y animado en la narración, enérgico y nervioso
en el retrato de los personajes y en las máximas y juicios de carácter moral
sobre los hechos, profundo en las consideraciones filosóficas y galano y
pintoresco en las descripciones. El lenguaje, sin perder tampoco las
condiciones didácticas, puede ser florido y hasta poético, y siempre elegante,
correcto y armonioso. Las imágenes y figuras poéticas pueden admitirse con tal
de que no se abuse de ellas»). Sin embargo, no siempre el estilo es común en
los diversos géneros históricos. La diferencia es mínima en la división que por
razón del sujeto se hace de la Historia (general y particular), si exceptuamos
la biografía, de la que se discute si es un género aparte o una simple variante
de la Historia particular, pero que teniendo en cuenta esto último su estilo
suele ser más vivo, animado y pintoresco. La división por razón del objeto
influye de una manera más decisiva en el estilo, puesto que los hechos
políticos por su mayor interés y dinamicidad se prestan más a las galas del
estilo que la exposición de los sistemas filosóficos, descubrimientos
científicos, etc. Más importancia aún tiene la división por razón de la forma:
la Historia filosófica es la más profunda, pero la más austera en cuanto a su
estilo. También la narrativa se le puede considerar en una línea semejante.
Donde el estilo es más ágil, utilizando todos los recursos que el género como
tal permite, es en la pragmática y en la descriptiva, cuidando ésta especialmente
los detalles minuciosos y mezclando con la narración todo género de anécdotas y
episodios novelescos para deleitar al lector.
La Historia
como género literario aparece cultivada ya en los libros históricos de la
Biblia, en los anales de los chinos y especialmente en Grecia con escritores de
la talla de Heródoto de Halicarnaso, Tucídides, Jenofonte, Plutarco y el judío
helenista F. Josefo. Menos literatos y más políticos fueron los latinos
Salustio, César, Tito Livio, Tácito y Pompeyo. Historiadores españoles
encontramos desde Alfonso X el Sabio hasta Ramón Menéndez Pidal, pasando por el
P. Mariana, fray Bartolomé de las Casas, Pedro López de Ayala y Hernando del
Pulgar.
CRONISTAS DE INDIAS
A lo largo del siglo XVI
se desarrolló un nuevo género literario, las crónicas de Indias, sobre los
temas, los hombres y las cosas que constituían “la maravilla de América” o “la
novedad indiana”.
«La Crónica y la Historia
En algunos de estos
libros encontramos como sinónimo de historia, el vocablo “crónica”. De modo que
recordar la trayectoria y el sentido que tienen ambos vocablos en el siglo XVI,
no es mera curiosidad etimológica. En primer lugar, historia (que
proviene del griego ἱστορία) se emplea, en la antigua Grecia (y es así como al parecer lo emplea
Herodoto) en el sentido de ver o formular preguntas
apremiantes a testigos oculares; y significa también el informe de lo visto
o lo aprendido por medio de las preguntas. El sentido de este vocablo no
contiene, de ninguna manera, el componente temporal de su definición. Es quizás
por esta razón por lo que Tácito denomina anales al informe de
lo pasado; en tanto que llama historia al informe de los tiempos de
los cuales, por su trayectoria vital, es contemporáneo. Tal definición la
recoge San Isidoro en sus Etimologías y se repite, todavía, en
los tratadistas de la historiografía en los siglos XVI y XVII. La ausencia del
componente temporal explica el nombre y el concepto de “historia natural”; y es
así como lo encontramos, en los siglos XVI y XVII hispánicos. Crónica,
por el contrario, es el vocablo para denominar el informe del pasado o la
anotación de los acontecimientos del presente, fuertemente estructurados por la
secuencia temporal. Más que relato o descripción la crónica, en su sentido
medieval, es una “lista” organizada sobre las fechas de los acontecimientos que
se desean conservar en la memoria. En el momento en que ambas actividades y
ambos vocablos coexisten, es posible encontrar, al parecer, crónicas que se
asemejan a las historias; y el asemejarse a la historia, según los letrados de
la época, proviene del hecho de escribir crónicas no sujetándose al seco
informe temporal sino hacerlos mostrando más apego a un discurso bien escrito
en el cual las exigencias de la retórica interfieren con el asiento temporal de
los acontecimientos. Los vocablos de anales y crónicas,
acuñados en la Antigüedad, son los vocablos principales que se conservan en la
Edad Media para asentar acontecimientos notables. Anales y crónicas estaban
ligados a las prácticas de la Iglesia y a la confección de calendarios y de
ciclos pascales.
Las dos actividades que
designan ambos vocablos [crónica e historia] tienden, con el tiempo, a
resumirse en la historia la cual, por un lado, incorpora el
elemento temporal y, por el otro, desplaza a la crónica como actividad verbal.
Los anales y las crónicas tienden a desaparecer hacia el siglo XVI y se
reemplazan por las narraciones históricas del tipo gesta o vitae.
Ya hacia el siglo XVI los antiguos anales y crónicas habían ido desapareciendo
gradualmente y fueron reemplazados por la historiae (narración
del tipo gesta o del tipo vitae, éste último, que
irá conformando la biografía). Es este, al parecer, el sentido en el que se
emplea el vocablo “crónica” en los escritos sobre el descubrimiento y la
conquista.» [Walter Mignolo: “Cartas, crónicas y relaciones”. En: Luis Iñigo
Madrigal (Coordinador): Historia de la literatura hispanoamericana. Madrid:
Cátedra, 1998, vol. 1, p.75-76]
El término cronista
comenzó a utilizase más tarde para designar al autor de relatos contemporáneos.
La historia se fue convirtiendo en disciplina, cuyo objetivo
es narrar y explicar el pasado. El cronista se convirtió en el simple relator
de hechos desnudos, recopilador de fuentes o escritor costumbrista. Con el
desarrollo del periodismo, el de cronista se convirtió en un oficio
con pautas cada vez más claras y específicas.
Las crónicas de Indias
son una fuente para conocer no sólo la historia del descubrimiento y conquista
de América, así como del desarrollo histórico de los virreinatos de ultramar,
sino también del mundo prehispánico.
Estas crónicas se inician
con el famoso Diario de a bordo de Cristóbal Colón, en el que
describe de manera pormenorizada sus primeras impresiones de las Antillas. Estas
descripciones inician una larga serie de crónicas dedicadas a la descripción de
múltiples aspectos de la naturaleza y de las culturas americanas, entrelazados
con los propios hechos de los españoles en el largo proceso de colonización de
los reinos de Indias.
Hay dos grupos de
cronistas: los que habían estado en América o habían sido protagonistas de
alguna de las hazañas de la conquista, y transmitían vivencias personales o
noticias adquiridas en el entorno americano, y los que elaboraron sus propias
obras reuniendo la información a través de las noticias de otros o lecturas de
escritos oficiales o privados, sin haber estado nunca en el Nuevo Mundo.
Al primer grupo pertenecen
descubridores, soldados, religiosos y funcionarios que desempeñaron algún papel
en este proceso, junto con los indígenas y mestizos que se incorporaron a él.
El segundo está formado por la mayoría de los representantes de la historia
oficial, que escribieron desde sus despachos, aunque manejaran un caudal
inmenso de información de segunda mano, acumulado por los centros de la
administración, como el Consejo de Indias, creado en 1524 para
atender los temas relacionados con el gobierno de los territorios españoles en
América. Fue este Consejo el que creó la figura del cronista mayor
de Indias. En 1744, Felipe V decidió que el cargo de cronista mayor
debía pasar a la Real Academia de la Historia, sin embargo, se sucedieron
algunos nombramientos más al margen de esta institución.
La publicación de las
crónicas fue, en muchos casos, tardía. Muchos autores no alcanzaron a ver sus
obras impresas. Aún hoy se siguen publicando obras inéditas, que en su tiempo
circulaban en círculos muy reducidos o fueron usadas como fuente por cronistas
posteriores.
Cronistas oficiales de
Indias: El cargo de cronista de Indias se inicia con la documentación reunida
por Pedro Mártir de Anglería, que pasa en 1526 a Fray Antonio de Guevara. Juan
López de Velasco sigue los papeles del cosmógrafo mayor Alonso de Santa Cruz.
Antonio de Herrera es nombrado cronista mayor de Indias en 1596, y publica
entre 1601 y 1615 la Historia general de los hechos de los castellanos
en las islas y Tierra Firme del mar Océano, conocida como Décadas.
Antonio de León Pinelo (recopilador de las leyes de Indias), Antonio de Solís y
Pedro Fernández del Pulgar cubrieron el cargo durante el siglo XVII. En el
siglo XVIII, se crea la Real Academia de la Historia, que trabaja
paralela al Archivo General de Indias. Destaca en esta etapa Juan
Bautista Muñoz con su Historia del Nuevo Mundo, que quedó
incompleta.
Cronistas destacados:
Bernal Díaz del Castillo, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Inca Garcilaso de la
Vega, Pedro Cieza de León, Hernán Cortés, López de Gómara, Diego Durán,
Francisco Ximénez, Fray Toribio de Benavente, Fray Bernardino de Sahagún, Fray
Francisco Vásquez.
1492
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Cristóbal Colón: Diario
de a bordo. [Refleja lo vivido por el almirante durante la travesía y
contiene una información que no se pensaba hacer pública, ya que iba
destinada a su uso privado y también al de los Reyes Católicos. El texto
original del Diario de a bordo escrito por Colón se ha perdido.]
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1494
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Pedro Mártir de Anglería: Décadas de Orbe Novo [La obra,
escrita en latín, de este humanista italiano no es muy extensa, pero tanto la
Legatio Babylonica como el Opus epistolarum o
las Décadas de Orbe Novo constituyen una fuente de primer
orden y de primera mano, al ser contemporáneo de los hechos que relata en la
historiografía española.]
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1504
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Américo Vespucio: Mundus
Novus. [Vespucio era un navegante y descubridor italiano al
servicio de España. Entre 1499 y 1502 realizó varios viajes a América que
relató en cinco cartas dirigidas a distintos destinatarios. En 1501, llegó a
Brasil y, bordeando la costa en dirección sur, arribó a la Patagonia.
Comprobó así que las tierras descubiertas no eran una prolongación de la
península asiática, sino un nuevo continente. Este viaje lo narró en una
carta que dirigió a Lorenzo di Pier Francesco de Medici, editada en París en
1502 con el título de Mundus Novus. A él se refirió también en la
carta que dirigió en 1504 a Piero Soderini, impresa con el título de Lettera
di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente ritrovate in quatro suoi viaggi. El
cosmógrafo Martin Waldseemüller se refirió en su Cosmographiae introductio a
las noticias de Vespucio. Y decidió dar al nuevo continente el nombre de
América en su honor.]
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1535
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Gonzalo Fernández de Oviedo: Historia general y natural de las
Indias, islas y Tierra Firme del mar Océano. [Sus conocimientos
sobre el Nuevo Mundo son de primera mano en muchos casos, pues no en vano
hasta allí viajó ya en 1514, con la expedición de Pedro Arias Dávila. La obra
está agrupada en tres partes: descubrimiento y primera colonización
americanos, la conquista de lo que sería el virreinato de Nueva España, y las
conquistas españolas del resto del continente, especialmente la del Perú.]
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1539
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Fray Bartolomé de las Casas: Brevísima relación de la destrucción de
las Indias. [La obra de este dominico español
fue escrita en 1539, dada a conocer al emperador Carlos V en
1542 y publicada por vez primera en Sevilla diez años después. Las Casas la
redactó con el objeto de defender su actuación entre los indígenas americanos
frente a los ataques vertidos por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo,
entre otros. Denuncia el uso hecho por los españoles de la encomienda,
institución en la cual Las Casas no ve sino una auténtica esclavitud de la
población sometida. Aportando en algunos casos datos poco creíbles, aunque
incluidos como parte de una trama expositiva convincente, el fraile obtuvo en
noviembre de 1542 la firma regia de las denominadas Leyes Nuevas,
que trataron de reducir la explotación de los indígenas por los
conquistadores y colonos. La Brevísima relación fue el
trabajo más divulgado y controvertido de este dominico. Debido a su
traducción a casi todas las lenguas europeas, sirvió como base fundamental
para el nacimiento de la Leyenda Negra contra la Monarquía Hispánica, en
especial en lo referido a su actuación en el continente americano.]
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1569
|
Fray Bernardino de Sahún: Historia general de las cosas de la
Nueva España. [La obra de este religioso franciscano fue escrita en
el virreinato de Nueva España en 1569 y revisada en 1585. Está escrita en
castellano y en náhuatl, y es el resultado de una profunda investigación de
la cultura indígena mexicana anterior a la llegada de los españoles. Se trata
de un trabajo monumental, repleto de elementos pictográficos e indispensables
para el conocimiento de la cultura que se desarrolló en el área de dominio
azteca.]
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1541
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Toribio de Paredes, o de Benavente (mejor conocido con el mote de Motolinía): Memoriales y
la Historia de los indios de Nueva España. [Cronista franciscano
que adoptó el nombre náhuatl de Motolinía que significa 'pobrecito,
desdichado'. A él se debe la más temprana de las crónicas franciscanas en la
que describe no poco de la antigua cultura indígena y el proceso de la
evangelización en la región central de México. Su trabajo ha sido publicado
como dos obras distintas, los Memoriales y la Historia
de los indios de Nueva España.]
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1552
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Francisco López de Gómara: Historia oficial de la conquista
de México. [El autor: un sacerdote e historiador español, que
utiliza casi como fuente exclusiva las Cartas de relación del
propio Cortés, al cual López de Gómara conocía personalmente desde 1541, y de
quien fue su capellán. Su contenido acabó por decidir a Bernal Díaz del
Castillo a acentuar la característica de empresa común que tuvo la conquista
de México, desfigurada por el personalismo del estudio hecho por Gómara,
escribiendo su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.
La altura literaria de la obra le ha valido ser considerada como una de las
crónicas americanas más destacadas, si bien su tono evidentemente
hagiográfico ha disminuido su valor historiográfico.]
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1553
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Pedro Cieza de León: Primera
parte de la crónica del Perú. [Desde 1541, Cieza comenzó a recopilar
información sobre los territorios sudamericanos que recorrió como miembro de
distintas expediciones y campañas. Su proyecto era describir y narrar el
acontecer histórico desde los tiempos anteriores al Imperio inca hasta los
últimos hechos vividos en aquellas tierras por su autor (1550). Contenido de
la obra: descripción de la historia y de los pobladores desde el golfo
caribeño de Urabá hasta Chile; historia anterior al dominio inca y,
primordialmente, la del propio Imperio inca; periodo de descubrimiento y
conquista del Perú hasta el inicio de las guerras civiles entre los propios
españoles.]
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1555
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Agustín de Zárate: Historia
del descubrimiento y conquista del Perú. [Fue designado por la
audiencia de Lima negociador en el conflicto mantenido por los encomenderos,
encabezados por Gonzalo Pizarro, y el virrey. Escribió su Historia y
descubrimiento del Perú a petición del entonces príncipe Felipe II,
en la cual narró los acontecimientos ocurridos desde el inicio de la
conquista española, e incluso antes, hasta la muerte de Gonzalo Pizarro. La
gran calidad literaria de la obra oculta la escasa fiabilidad de la
documentación utilizada por Zárate.]
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1555
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Alvar Núñez Cabeza de Vaca: Naufragios y comentarios. [Relato
del cautiverio entre los indios nómadas del norte de México durante varios
años, viajando con ellos por las llanuras de México. Su relato de la
expedición de Narváez, Relación (1542), y sus narraciones
sobre la ciudad de Zuñi y sus pobladores, una de las legendarias Siete
Ciudades de Cibola, sirvió de aliciente para otras expediciones al continente
americano, en especial las de los exploradores Hernando de Soto y Francisco
Vázquez de Coronado.]
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1559
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Gaspar de Carvajal (1504-1584): Relación
del nuevo descubrimiento del famoso río Grande de las Amazonas. [Dominico
español que formó parte de la tripulación de Francisco de Orellana cuando
éste se lanzó a la conquista de nuevas tierras en nombre del rey de España.
Su Relación constituye la crónica del viaje. La crónica
permaneció inédita hasta 1851, aunque Gonzalo Fernández de Oviedo la había
incluido en su Historia general y natural de las Indias,
publicada entre 1535 y 1559.]
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1564
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Francisco Cervantes de Salazar: Crónica de la Nueva España. [Humanista
y cortesano español, traductor y comentarista de Luis Vives, inquisidor,
cronista de la ciudad de México. Publica el Túmulo Imperial (1560)
con motivo de las honras fúnebres de Carlos V en México; escribe una
incompleta Crónica de la Nueva España (1557-1564), publicada
en 1914; su obra más conocida es México en 1554. Tres
diálogos en latín, en los que los caballeros Zamora y Zuazo, y Alfaro,
cabalgan por la ciudad de México y la describen con minuciosa admiración.]
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1566
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Diego de Landa: Relación
de las cosas de Yucatán. [Obra del religioso franciscano y cronista
español Diego de Landa, fuente indispensable para el conocimiento de la
cultura y de la escritura maya, a cuyo desciframiento contribuyó de forma
notable. La geografía, la historia, la fauna y la flora de Yucatán son los
protagonistas de la obra, ocupando un lugar preponderante el estudio de las
costumbres y los comportamientos religiosos de sus habitantes.]
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1567
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Juan de Matiendo: Gobierno
del Perú, 1567.
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1569
|
Alonso de Ercilla: La
Araucana. [Esta obra es la epopeya más famosa
del Renacimiento español y el primer poema épico americano, que exalta el
valor y la grandeza de los araucanos en su lucha con los conquistadores
españoles en Chile. Las páginas más emotivas y brillantes son las dedicadas a
los araucanos y sus caudillos. El protagonista real es el pueblo araucano y
sus caudillos, sobre todo Lautaro y Caupolicán. Por la exaltación que hace
del valor y la grandeza de los araucos, podría incluso ser considerado un
texto indigenista. También se puede considerar el poema como una
glorificación de la gesta conquistadora española, tanto mayor cuanto más
fuertes, aguerridos y valerosos eran sus enemigos.]
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1571
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Juan López de Velasco: Geografía y descripción Universal de
las Indias. [En 1572, fue nombrado cosmógrafo mayor del rey. Realizó una
labor de síntesis que recogió en su Geografía y descripción universal
de las Indias (que no se publicó hasta el siglo XIX). En esta obra
trata, además, de hidrografía y técnicas de navegación.]
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1575
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Bernal Díaz del Castillo: Historia verdadera de la conquista de
la Nueva España. [Obra del conquistador y cronista español, relato
de los acontecimientos correspondientes al proceso de conquista y primera
colonización de los territorios novohispanos desde 1518 hasta 1550. La
calidad de testigo del autor pretende describir la empresa como una gesta en
la que participó decididamente Hernán Cortés, pero con la inestimable
colaboración de los restantes miembros de la turbulenta campaña.
Imprescindible fuente para la historiografía mexicana, el valor literario de
la Historia verdadera se refleja en su prosa a un tiempo
enérgica, espontánea y sencilla. La obra fue compuesta después de 1568 y
publicada por primera vez en el siglo XVII.]
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1581
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Fray Diego Durán: Historia
de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme. [Este
dominico español viajó en 1542, siendo todavía un niño, al virreinato de
Nueva España. En 1560, comenzó su Historia, que finalizó en 1581.
El original contiene numerosas láminas coloreadas que decoran la historia
política de los pobladores precolombinos del territorio mexicano. Otros
trabajos de Durán, así mismo apoyados en antiguos textos escritos en lengua
náhuatl, fueron el Libro de los dioses y ritos, de 1570,
y El calendario, de 1579.]
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1589
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Juan de Castellanos: Elegías
de varones ilustres de las Indias. [Castellanos llegó muy joven a
América y tras largos años de vida de aventura, fijó su residencia en Tunja
en 1562. Allí se propuso escribir una obra de literatura histórica sobre el
descubrimiento y la conquista de las Antillas y del Nuevo Reino de Granada.
Su objetivo inicial era hacer una alabanza de los castellanos participantes
en la conquista, pero la obra se convirtió en la historia de estos
territorios. De la monumental Elegías de Varones ilustres de Indias, sólo
la primera parte pudo ser publicada en vida del autor (1589), quien tenía
programada una quinta que no alcanzó a escribir.]
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1590
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José de Acosta: Historia
natural y moral de las Indias, en que se trata las cosas notables del cielo,
elementos, metales, plantas y animales dellas y los ritos y ceremonias,
leyes, govierno y guerras de los indios. [Este jesuita español
dedica sus cuatro primeros tomos a la historia natural del Nuevo Mundo, en
tanto que los restantes tratan de las religiones, costumbres, formas de
gobierno e historia de los indios americanos, principalmente de los
habitantes de los virreinatos de Nueva España y del Perú. Obra fundamental
por su profundidad científica y por su análisis de las sociedades indígenas,
influyó en naturalistas tan importantes como el alemán Alexander von
Humboldt.]
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1598
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Fernando Alvarado Tezozomoc (1525-1610): Crónica mexicana. [Cronista
indígena mexicano, nieto de Moctezuma II. Fue intérprete de náhuatl en la
Real Audiencia del Virreinato de la Nueva España. Su obra narra los
acontecimientos desde la fundación de Tenochtitlan hasta la llegada de los
conquistadores españoles. Algunos críticos han señalado la confusión que
presenta el texto con respecto a la fecha de algunos acontecimientos, lo que
tal vez deba explicarse porque el autor se rige por el calendario azteca en
la presentación de los mismos.]
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1601
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Antonio de Herrera: Historia
general de los hechos de los castellanos en las islas y Tierra Firme del mar
Océano. [El cronista mayor de Indias por excelencia. Ya en 1601 comenzó a
publicar la primera parte de la Historia general..., conocida
como Décadas, y publicó la segunda en 1615. En esta obra quedan
recogidos los acontecimientos protagonizados por los españoles entre 1492 y
1554. Sólo incluye breves descripciones sobre el mundo natural y las culturas
indígenas tomadas de otros autores: fray Bartolomé de Las Casas, Juan López
de Velasco, Gonzalo Fernández de Oviedo, Francisco López de Gómara, Francisco
Cervantes de Salazar y Bernal Díaz del Castillo, así como los innumerables
impresos y manuscritos a los que tuvo acceso por su condición de cronista
oficial.]
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1605
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Garcilaso de la Vega, el Inca: La Florida del Inca (1605).
[Epopeya en prosa, nada tiene que ver con el Perú sino con la conquista de la
península de ese nombre (actualmente parte de Estados Unidos) por Hernando de
Soto, pero da prueba de las altas virtudes del Inca como prosista y narrador.]
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1609
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Garcilaso de la Vega, el Inca: Comentarios reales de los Incas. [Narra
el descubrimiento y conquista del Perú, así como las guerras civiles entre
los propios españoles, y finaliza con la ejecución del último soberano inca,
Túpac Amaru, en 1572. Compuesta gracias a sus propios recuerdos, su
conocimiento de los hechos es plasmado con un notable estilo literario. Usó
para su redacción las crónicas anteriores (Pedro Cieza de León, Agustín de
Zárate o José de Acosta). Describe cómo las dos culturas a las
que él pertenecía acaban por configurar las características de los habitantes
de los territorios peruanos, y destaca el papel evangelizador español como
síntesis definitiva entre las dos civilizaciones.]
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1609
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Fernando Alvarado Tezozomoc (1525-1610): Crónica mexicayotl. [Fue
escrita en lengua náhuatl. Comprende una genealogía de la nobleza tenochca,
testimonios de ancianos indígenas que permiten recoger una visión de la vida
cotidiana en el México anterior a la conquista, y relatos relacionados con Tenochtitlán
que pueden entenderse como mitos fundacionales.]
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1612
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Ruy Díaz de Guzmán: Anales
del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la
Plata. [Conquistador español, primer escritor nativo del Río de la Plata.
Hijo de Alonso Riquelme de Guzmán (sobrino de Álvar Núñez Cabeza de Vaca) y
de una mestiza llamada Úrsula (hija de Domingo Martínez de Irala). Los Anales son
conocidos como la Argentina manuscrita, por haber sido
difundidos a través de diversas y muy distintas copias del original perdido.
Cuenta los hechos transcurridos desde el descubrimiento español del Río de la
Plata (fechado erróneamente en 1512) hasta la fundación de Santa Fe (1573).]
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1615
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Felipe Guamán Poma de Ayala, una de las transcripciones habituales del
nombre del cronista e historiador peruano Felipe Huamán Poma de Ayala: Nueva
crónica y buen gobierno. [Obra compuesta en dos partes: Nueva
crónica (1600) y Buen gobierno (1615); uno de los
libros más originales de la historiografía mundial: visión indígena del mundo
andino y permite reconstruir con todo detalle aspectos de la sociedad peruana
después de la conquista, a la vez que ilustra sobre la historia y genealogía
de los incas.]
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1617
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Garcilaso de la Vega, el Inca: Historia general del Perú.
[Obra publicada póstumamente en 1617), se ocupa de la conquista de esas
tierras y de las guerras civiles. La crónica ofrece una síntesis ejemplar de
las dos principales culturas que configuran el Perú, integradas dentro de una
concepción providencialista de los procesos históricos, que él presenta como
una marcha desde los oscuros tiempos de barbarie al advenimiento de la gran
cultura europea moderna. Se le considera y aprecia como excepcional y tardío
representante de la prosa renacentista, caracterizada por la mesura y el
equilibrio entre la expresión y los contenidos, así como por su sobria
belleza formal.]
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1629
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Antonio de León Pinelo: Epítome de la biblioteca occidental y
oriental náutica y geográfica [De origen judeoconverso, Letrado del
Consejo de Indias desde 1629, alcanzó el cargo de cronista mayor de Indias en
1658. Su obra jurídica más importante fue el encargo recibido de llevar a
cabo la recopilación de las leyes de Indias, que acometió en solitario a
partir de 1629, aunque no alcanzó a ver su publicación, ya que ello no
ocurrió sino hasta 1680. Su Epítome es el primer repertorio
bibliográfico sobre América]
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1639
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Pedro Sánchez de Aguilar (1555-1648): Informe
contra los adoradores de ídolos del Obispado de Yucatán: año 1639.
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1644
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Alonso de Ovalle: Histórica
relación del reino de Chile. [Sacerdote jesuita, considerado el
primer escritor de Chile, describe con estilo poético el paisaje de la
cordillera de los Andes.]
|
1648
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Thomas Gage: Viaje
por Nueva España. [Este inglés visitó Nueva España y dejó constancia
de su viaje en su relato A New Survey of the West-Indies (1648).]
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1650
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Fernando Alva Ixtlilxóchitl: Horribles crueldades de los
conquistadores de México y de los indios que los auxiliaron para
subyugarlo a la Corona de Castilla. [Fernando Alva (1578-1650) fue
un historiador y traductor mexicano, descendiente directo del soberano
Ixtlilxóchitl II de Texcoco. El virrey español de México le encargó escribir
las historias de los pueblos indígenas de México. Algunos de sus manuscritos
se guardan todavía inéditos. La obra fue publicada en 1829.]
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1680
|
Juan de Solórzano Pereira: Recopilación de leyes de los reinos de
Indias. [Leyes de Indias, conjunto legislativo promulgado
por los reyes de España para ser aplicado en las Indias. Las polémicas Leyes
Nuevas de 1542 habían sido publicadas en su momento con el título de
Leyes y Ordenanzas nuevamente hechas por su Magestad para la gobernación
de las Indias y buen tratamiento y conservación de los indios, pero
al poco tiempo fueron derogadas parcialmente. El mayor esfuerzo de clarificación
de toda la normativa fue el llevado a cabo por Antonio de León Pinelo y Juan
de Solórzano Pereira, que culminó con la publicación en 1680 de la Recopilación
de leyes de los reinos de Indias en la que se seleccionaron aquellas
que continuaban en vigor. El contenido de la Recopilación
de leyes de los reinos de Indias abarcó todos los aspectos relacionados
con la vida colonial, incluidos los religiosos.]
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1684
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Antonio de Solís y Ribadeneyra: Historia de la Conquista de México. [La
obra abarca desde la salida de los conquistadores de España hasta la toma de
Tenochtitlán por Hernán Cortés. Su Historia fue muy difundida y traducida a
varios idiomas y, aunque se le considera ajeno a la literatura mexicana,
puesto que no fue un cronista testimonial, se reconoce la valía de su
estilo.]
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1688
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Lucas Fernández de Piedrahita: Historia General de las Conquistas del
Nuevo Reino de Granada. [Escritor e historiador colombiano, biznieto
de una princesa inca, nacido en Bogotá. Su Historia abarca
desde la caracterización de la sociedad anterior a la llegada de Gonzalo
Jiménez de Quesada, hasta el arribo del presidente Díaz Venero de Leya en
1563. En estilo ameno y gongorista, narra cronologías, ritos, costumbres y
ceremonias de indios y españoles.]
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1723
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José de Oviedo y Baños: Historia de la conquista y población de
Venezuela. [Aunque no es fácil definirlo como cronista o como
historiador, cronistas e historiadores han utilizado los datos y noticias que
él proporcionó con sinceridad y objetivamente. Su Historia es
un valioso documento para el conocimiento de los primeros años de la vida
venezolana. En ella se narra el periodo transcurrido desde el descubrimiento
y la conquista hasta finales del siglo XVI. Escribió además la obra Tesoro
de noticias de la ciudad, referida a Caracas.]
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1793
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Juan Bautista Muñoz: Historia
del Nuevo Mundo. [En 1779 recibió el encargo de escribir una historia del
Nuevo Mundo para dar la réplica española a la publicación de William
Robertson, The History of America (1777). Examinó entre 1781
y 1784 los documentos sobre América que se guardaban en numerosos archivos
oficiales y privados, reuniendo una extensa colección documental, y
proponiendo la creación del Archivo General de Indias. Su Historia
del Nuevo Mundo abarca desde 1492 hasta 1500, quedando inconclusa
tras su fallecimiento.]
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PEDRO DE LA CADENA
Nace en Piedrahita de Ávila (España) c. 1538-1548
Muere en ¿Loja? (Ecuador) d. 1607
Español
considerado como el autor del primer poema de tema venezolano. El libro de
bautismos de la iglesia parroquial de Piedrahita consta que fue bautizado en
1548, aunque el historiador Pablo Ojer pone en duda ese año y propone el de
1542. En 1556 viajó con sus padres a América. Hacia 1558 su padre fue nombrado
guardia mayor de Cuenca (Ecuador) y allí vivió Pedro de la Cadena. El 1 de
enero de 1563, el gobernador y justicia mayor de las ciudades de San Miguel,
Loja y Jaén (actualmente región sur del Ecuador y norte del Perú) lo nombró
tesorero de la Real Hacienda en la ciudad minera de Nueva Zamora de los
Alcaides (Ecuador). En enero del año siguiente, En enero de 1564, el capitán
Diego Fernández de Serpa, lo presenta como uno de sus testigos en la
información sobre sus méritos y servicios iniciada en septiembre de 1563 en la
Nueva Zamora de los Alcaides.
Entre 1563 y
1564 redacta en Nueva Zamora de los Alcaides, su poema titulado Los actos y
hazañas valerosas del capitán Diego Hernández (sic) de Serpa, dedicado a Diego
de Zúñiga y Avellaneda, conde de Miranda, a quien lo remite probablemente por
mano del propio conquistador protagonista del poema, que viajó a España a fines
de 1564. En términos generales, este escrito relata los hechos y exalta las
hazañas de Fernández de Serpa (al cual llama siempre Hernández de Serpa),
desarrollándolos cronológicamente desde 1528 en Cubagua, hasta el sometimiento
del negro Miguel en Buría en 1553, con una breve referencia final a hechos de
1561, como la muerte de Lope de Aguirre. Dado que el autor del poema no estuvo
nunca en Venezuela y sólo vino a conocer hacia 1558 al personaje cuyas hazañas relata,
su escrito ha debido basarse en documentos como las relaciones de méritos y
servicios de Fernández de Serpa o en informaciones verbales que éste mismo, u
otras personas, pudieron suministrarle.
Los investigadores
Pablo Ojer y Efraín Subero, consideran que Los actos y hazañas valerosas del
capitán Diego Hernández (sic) de Serpa constituye el primer poema de tema
venezolano del cual se tiene noticia por su fecha de composición y se estima,
como posible, que sea incluso el más antiguo de autor conocido que se escribió
en América; anterior, en todo caso, a La Araucana de Alonso de Ercilla. En
1567, Pedro de la Cadena contribuyó al sometimiento de indios sublevados en la
región de Loja (Ecuador) y en recompensa de sus servicios le fue concedida en
1572 una encomienda en la región de los chavitas, que le fue confirmada en
1574. En 1583 fue nombrado capitán general de la ciudad de Loja y en 1584
teniente corregidor y justicia mayor de la misma, cargo éste que ejerció, en
diversas oportunidades. Contrajo matrimonio en esa ciudad con Felipa Arias del
Castillo. En 1587, como alférez de caballería acudió junto con otros
encomenderos de Loja a la defensa de las costas ante la amenaza de la flota
británica de Thomas Cavendish. En 1592, cuando se produjo en Quito un
alzamiento contra las alcabalas, se alistó a las órdenes del general Pedro de
Arana para ir a sofocar la rebelión. En 1599 el corregidor de Quito, Diego de
Portugal, lo nombró capitán, con el encargo de alistar fuerzas para acudir en
defensa de El Callao. En 1603 era teniente de corregidor de las ciudades de
Loja y Nueva Zamora, en 1606 fue nombrado tesorero de Real Hacienda de Loja y
su partido y, el 12 de diciembre de 1607, recibió el nombramiento de teniente justicia
mayor de esa ciudad. Este es el último dato que sobre él se conoce; ignorándose
la fecha de su muerte.
JOSÉ GUMILLA (1686-1750)
(Jánovas de Aragón, 1686-Los Llanos, 1750) Misionero y etnólogo español.
Ingresó en la Compañía de Jesús en 1702. Estudió la historia natural de las
tierras americanas que evangelizaba y remontó el Orinoco. Autor de El Orinoco ilustrado y defendido.
Historia natural, civil y geográfica de este gran río y sus caudalosas
vertientes (1741).
JOSÉ GUMILLA (1686-1750)
El padre José Gumilla nace en Cárcer, localidad española. Llegó al Nuevo
Mundo como novicio jesuita, en 1705. Se graduó en la Universidad javeriana de
Bogotá y se dedicó a las misiones. Participó en la reinstalación de las
misiones del Orinoco, en 1731. De su extensa bibliografía podemos señalar El
Orinoco Ilustrado y Defendido y la Historia Natural, Civil y Geográfica de las
Naciones situadas en las riveras del Rio Orinoco. Ya para la época en que vivió
el padre Gumilla la situación en América estaba cambiando. Los días iniciales
de la conquista habían finalizado y eso se refleja, por supuesto, en la obra
del destacado religioso, historiador y lingüista. En el tratamiento de los
temas hay un interés marcado por la descripción geográfica y a ratos hasta
etnográfica. Su estilo carece de rebuscamientos, más bien se convendrá que la
naturalidad es una de sus características más precisas. El mismo señala: «En el
estilo sólo tiraré a darme a entender, con la mayor claridad que pueda, y no
será poca dicha si lo consiguiere; porque acostumbrado largos años a la
pronunciación bárbara, a la colocación y cláusula de los lenguajes ásperos de
aquellos indios, será casualidad si corriere mi narración sin tropiezo...».
FRAY
PEDRO DE AGUADO
(Valdemoro, 1538-?, c.
1608) Eclesiástico y cronista español. Franciscano, fue misionero en Nueva
Granada a partir de 1560. Su Recopilación
historial fue publicada
póstumamente en dos partes con los títulos de Historia
de Santa Marta y Nuevo Reino de Granada (1906)
e Historia de Venezuela (1913).
Eclesiástico y cronista español. Fue un franciscano que se desempeñó
como misionero, evangelizando a los indios del nuevo continente. Al ser testigo de
los acontecimientos acaecidos en la conquista americana escribió
"Recopilación Historial", que fue publicada póstumamente en dos
partes, y que destacó su labor como cronista.
Datos generales de su vida
Se sabe que nació en Valdemoro y que fue bautizado el 23 de enero de
1513. También que perteneció a una familia de importante posición social y
económica. Pero no se conoce información con respecto a cuándo se
hizo sacerdote y a otros datos de su vida antes de viajar a América.
Pedro de Aguado, franciscano, se fue al nuevo mundo en 1560. Formaba
parte del grupo de 50 religiosos que llevó fray Luis Zapata, nombrado entonces
comisario-reformador de la orden franciscana para el Perú. Arribó al Nuevo
Reino de Granada, y a partir de entonces comenzó su labor como misionero, para
evangelizar a los indios.
Fue doctrinero de Cogua, Nemeza y Peza, durante dos años; y según está
manifestado en un documento recientemente encontrado, también lo fue de Bosa.
Conoció la provincia de los Panche y es probable que haya visitado la ciudad de
Cartagena, pero ya como provincial de su orden.
De sus demás actividades se sabe que fue, en dos ocasiones, guardián del
convento en Santafé y, tal vez, en Tunja. En 1573 fue nombrado provincial de la
orden de San Francisco, dos años más tarde se volvió a su país, España.
FRAY
PEDRO DE AGUADO
A Fray Pedro
de Aguado se le conoce mejor como el primer historiador de Venezuela. Ciertos
pasajes de su vida son hoy un misterio y a pesar del esfuerzo hecho por los
investigadores no se han conseguido mayores frutos. Sin embargo, se tiene
conocimiento de que nació en la Villa de Valdemoro en la provincia de Madrid.
Ya para el sexto decenio del siglo XVI emprende viaje como misionero al Nuevo
Reino de Granada y se señala que, luego de un largo periodo de permanencia en
América, regresa a España al parecer por asuntos relacionados con sus
actividades religiosas. Pasado un buen tiempo, Fray Pedro de Aguado se
residencia en el Convento Franciscano de Cartagena de Indias. Su vida entera la
consagró a la misión de cristianizar a los aborígenes del territorio
conquistado por la Corona Española.
En cuanto a
los documentos escritos por Fray Pedro de Aguado, son muchas las
consideraciones que se han hecho. La Historia de Santa Marta y Nuevo Reino de
Granada y La Historia de Venezuela, son las dos obras en las que el insigne
religioso recoge episodios del proceso de asentamiento de las huestes
españolas. Son sumamente conocidas las crónicas sobre el tirano Lope de Aguirre
que escribiera Fray Pedro de Aguado y que están contenidas en el Segundo de los
libros citados en esta reseña. Observemos las siguientes líneas: «Sabido esto
Aguirre se tornó a endemoniar y a embravecer y, airar mucho más de lo que antes
había estado, tornando a hacer mayores fieros y amenazas de las que antes había
hecho y novando otros nuevos fieros contra el fraile y los soldados que se le
habían pasado, y para asegurarse más antes que el navío llegase a tomar puerto
(...) y doblando las prisiones a Don Juan de Víllandrando. Gobernador, y a los
demás que con él tenía presos de antes. Vituperándolos y tratándolos muy mal de
palabra, afirmándoles que había de bañar todo aquel pueblo en sangre de los
propios vecinos que presentes estaban». (Gabaldón. Joaquín. Obra citada. Pág.
148-149). Como bien se podrá apreciar, los escritos del Padre Aguado resultan
pintorescos. No pudiera hablarse de que en ellos exista un verdadero rigor
histórico. Debido a que la concepción de estos documentos presentan un aire a
veces de leyenda y otras de crónica sencillamente.
FRAY PEDRO SIMON (1581-1623)
Fray Pedro Simón es uno de los autores fundamentales que se dedicó a
dejar testimonio de lo que ocurría en el Nuevo Mundo. Al igual que Fray Pedro
de Aguado dedica gran parte de sus escritos a sucesos ocurridos en lo que hoy
forma parte de nuestro territorio y, por tal motivo, Aristides Rojas también le
concede el título de primer historiador de Venezuela. En verdad, son estos
primeros cronistas quienes con gran esfuerzo recopilan las páginas iniciales de
un proceso histórico que asombra al mundo. Los relatos de Fray Pedro Simón se
presentan como piezas extraordinarias en las que el autor hace gala de su
imaginación. Leamos con detenimiento la siguiente cita: « (De los nombres de
las Indias). El primero fue llamarles Nuevo Mundo, y llamándole así no porque
estas tierras estén fuera del globo y esfera de donde están las demás, con otro
centro, otros cielos y elementos, pues todo lo descubierto en ellas es una
parte de todo el universo que se comprende debajo de los mismos cielos y en
orden a un mismo centro y polos que lo demás del mundo; pero llamándole así de
común consentimiento de todos, por otras mil razones que concurren, de que
pondremos dos o tres. La primera, porque no sólo se tuvieron noticias ciertas
antes que se descubrieran de que estas tierras estuviesen aquí en esta parte
del mundo con gente». La narración del ilustre cronista continúa, pero lo
importante es observar como con estilo sencillo y directo construye este autor
su obra principalísima Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra-Firme.
FRAY ANTONIO CAULIN (1719-1802)
Fray Antonio
Caulin nació en la pequeña ciudad de Bujalance que perteneció al antiguo reino
de Córdoba. Sus primeros años de vida transcurren en la tranquilidad de su
pueblo natal. Se presume que ya para el año de 1734 ha ingresado en el Convento
Franciscano de Bujalance. Luego de 1739 a 1741. Permaneció en la ciudad de
Cádiz. El joven franciscano. al ser escogido entre los diez misioneros
asignados al Comisario Delegado Fray Francisco del Castillo. Emprende viaje a
las misiones de Píritu en Nueva Andalucía. Dura su estancia en América dieciséis
años y regresa el párroco a España donde se establece definitivamente. En la
última etapa de su vida ocupó el cargo de Secretario General de la Orden y
Provincia de Granada y realiza una gran labor en el campo educativo.
Con respecto
a su obra, se tiene conocimiento de que publicó dos títulos: Historia
Corográfica, Natural y Evangélica de la Nueva Andalucía. Provincia de Cumaná.
Guayana y Vertientes del Rio Orinoco; así como El Perfecto Cristiano Moralmente
Instruido en sus. Principales Obligaciones. Como se podrá deducir, los escritos
de Fray Antonio Caulin son fuente fundamental para quien pretende estudiar el
proceso literario venezolano.
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